Antonio Papell - Opinión

Francia: toquemos madera

Cuanto mayor sea la abstención, más posibilidades tendrá Le Pen de ganar

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Quien firma esas líneas, interesado en el mundo de las relaciones internacionales pero no experto en él, fue uno de los muchos analistas que erraron absolutamente en los pronósticos relativos a las dos grandes e inesperadas convulsiones de 2016: el ‘brexit’ y la victoria de Donald Trump en los Estados Unidos. De haber sido aficionado a las apuestas, el saldo hubiera sido ruinoso en ambos casos. Y semejantes precedentes le producen a este cronista un cosquilleo en el estómago al presagiar el resultado de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas.

Las encuestas, las mismas que han acertado plenamente en la primera vuelta, aseguran que Macron -un personaje brillante aunque poco transparente, un político socioliberal europeísta convencido aunque partidario de reformar la Unión- puede ganar cómodamente el 7 de mayo a Marine Le Pen, representante del Frente Nacional, por un 60-40%.

Sin embargo, es patente que el ‘frente republicano’, la unión de todos los demócratas frente a la fuerza xenófoba y antisistema, se ha desvanecido en gran medida y que Marine Le Pen ha hecho un gran esfuerzo por homologar su partido con los de la derecha conservadora europea; «su receta -ha escrito el periodista Lluís Uría este pasado fin de semana en la prensa catalana-, mezcla de nacionalismo, xenofobia antiislámica y proteccionismo antieuropeo es perfectamente homologable. ¿Acaso lo que dice es tan diferente de lo que proclaman Donald Trump o Theresa May?».

Después de todo, Francia ya votó contra la Constitución Europea en el sorprendente referéndum de 2005, y lo hizo contra unos criterios que hoy son aproximadamente los que defiende Macron (basados en el frío liberalismo, el imperio del sistema financiero, la globalización sin tasa que desprotege a los ciudadanos). Y las encuestas habían augurado entonces una cómoda victoria del sí. hasta que la opinión giró radicalmente en las dos o tres últimas semanas. Hay que tener en cuenta que para un sector nada desdeñable de la izquierda, que es aproximadamente el que representa Mélenchon (casi el 20% de los electores), tan detestable es lo que representa Le Pen como lo que simboliza Macron, epígono de Hollande, ya que ese amoral liberalismo de fondo fue el que provocó la crisis y después la enfrentó con descabelladas políticas de austeridad que agravaron el sufrimiento de la gente.

Explica Uría en el artículo antes mencionado que Serge Galan, físico francés y director de investigación del CNRS, el principal organismo público de investigación de Francia, que ya predijo mediante modelos matemáticos la victoria de Trump en USA, mantiene que ahora la ‘abstención diferenciada’, es decir, la distancia entre el voto declarado en los sondeos y el voto final efectivo, puede hacer saltar las previsiones. A su juicio, hay sectores afines a Fillon y a Mélenchon que no transigirán con Macron, y que podrían acabar en la abstención o en el apoyo a Le Pen. De cualquier modo, cuanto mayor sea la abstención, más posibilidades tendrá Le Pen de ganar.

Los europeístas no tenemos más remedio que tocar madera para que no se consumen los malos presagios (la superstición nunca está de más cuando la razón fracasa). Es evidente que una hipotética desalineación de Francia con respecto a la UE no tendría la misma importancia relativa que el ‘brexit’: supondría el final del proceso integrador.

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