Apriorismo ideológico sanitario

Los socialistas y comunistas pretenden blindar la sanidad pública para impedir que la derecha rebaje el gasto sanitario cuando gobierne

El gobierno socialcomunista aprobó días atrás el proyecto de ley para Consolidar la Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud. Su objetivo es impedir la implantación de nuevos copagos y el establecimiento de una cartera común de servicios sanitarios única, incluyendo en ella ... no sólo la asistencia sanitaria y socio sanitaria, sino también el transporte sanitario urgente y no urgente, amén de los productos orto protésicos, con la finalidad de eliminar las diferencias entre las prestaciones autonómicas. Pero no queda la cosa ahí. Se pretende la gestión directa de la sanidad pública. Tan sólo se permitirá de forma excepcional y justificada y siempre que no sea posible la prestación directa de los servicios públicos sanitarios, recurrir a conciertos u otras fórmulas amparadas por las leyes de contratos del sector público o la ley de régimen jurídico del sector público. Sigue diciendo el contenido del proyecto de ley que, para poder recurrir a esos conciertos habría que justificar previamente un uso óptimo de los recursos públicos, insufiencia de recursos propios y necesidad objetiva de acudir a dichas fórmulas. Precisamente el concepto de «uso óptimo de los recursos públicos» será una importante vía de escape.

Los socialistas y comunistas pretenden blindar la sanidad pública para impedir que la derecha rebaje el gasto sanitario cuando gobierne. Una vez más han recurrido a su manido «apriorismo ideológico», cuyo «copyright» fue impreso en el Diario de Sesiones del Congreso de 10-10-18, en el que se vendió de la siguiente manera: «pretender una sociedad más igualitaria no es un capricho ni solo un apriorismo ideológico, que lo es y tiene un componente ideológico importante, sino que es un desafío para el país combatir la desigualdad». Proveer una asistencia sanitaria universal y en régimen de igualdad en las prestaciones, constituye la razón de ser de nuestro Sistema Nacional de Salud. La Ley General Sanitaria actual y que se prende modificar, reconoce la libertad de empresa en el sector sanitario, previéndose el establecimiento de conciertos para la prestación de servicios sanitarios con medios ajenos, de acuerdo con los requerimientos y regulación legal pertinentes. Por ello, el Sistema Nacional de Salud está constituido por todos los organismos, estructuras y servicios de naturaleza pública, a los que hay que añadir los hospitales generales del sector privado que lo soliciten, siempre que por sus características técnicas sean homologables.

Centremos la cuestión de fondo y debatamos con sosiego cuáles son nuestras necesidades como sociedad en el contexto en el que nos encontramos de déficit público y deuda. Las prestaciones sanitarias, son hechos económicos sujetos a limitaciones presupuestarias. La pregunta que se le debe hacer al «ciudadano–paciente» es la siguiente ¿quiere ser curado Ud. de la mejor manera posible y de la forma más eficiente, eficaz y racional? La respuesta se me antoja indubitada: ¡claro que sí! La prestación pública sanitaria nadie la pone en duda, yo tampoco. La gestión sí. Yo abogo por una colaboración estrecha. Con Hospitales públicos de referencia y una extensa red privada de prestadores de servicios sanitarios para patologías menores que actúen en régimen descentralizado de prestación de servicios. Mucho más eficiente, eficaz, racional y por supuesto más barato. Este debate-confrontación no sólo se produce en los foros sanitarios, sino que irradia toda la sociedad. Los comunistas y el socialismo del siglo XXI asumido por el PSOE de hoy, «abominan» del liberalismo como filosofía política y moral que, defiende la libertad individual, la igualdad ante la ley y una reducción del poder del Estado. La izquierda tiene tan asumido el «igualitarismo tendencialmente caritativo» con el dinero de los demás, sobre la base que es patrimonio exclusivamente suyo, que lo contrario no entraba en sus estrechas miras. Dios creó al hombre con el corazón en la izquierda. Situó el depósito biliar a la derecha. Y Darwin certifico la evolución de la especie. Mi abuelo tenía el corazón en la derecha, quizás por eso soy liberal y abomino de las tesis socialistas-comunistas. No soy el único, Fukuyama certificó el fin de la historia con la caída del comunismo. La democracia liberal venció. Aquí, ahora en España, la izquierda quiere entrar en la poshistoria por la gatera. Decía Celaá que los niños son del Estado. Los muertos también lo serán con la nueva Ley de Sanidad.

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