La eterna parálisis de la plaza de Sevilla

Es, probablemente, el mayor proyecto urbanístico de la capital gaditana. Es el eje sobre el que debían articularse todas las vías de entrada y los distintos medios de transporte. Sin embargo, ahí sigue. Inerte, paralizado, incierto. Así se encuentra el plan de reordenación más importante que tiene por delante la ciudad. El plan de la Plaza de Sevilla no avanza ni un centímetro y sigue siendo un futurible que, por una u otra razón no llega nunca a ejecutarse. Ni siquiera llegan a ejecutarse las obras aprobadas en Pleno, como se le recordó ayer al gobierno municipal.

Ni con ese mandato administrativo, oficial, se mueve una piedra en la reforma de la carretera industrial, en el perímetro de la Aduana Nueva, en el aparcamiento subterráneo pendiente. Inmóvil lleva años esta idea de adaptación y mejora de este kilómetro cuadrado llamado a ser el punto dinamizador y de gran actividad comercial y turística de la ciudad.

Pero esta relevancia, tan necesitada –como modelo y también como reclamo–, no lo termina de sacar de los mil proyectos paralizados, asfixiados por la burocracia y el enfrentamiento entre administraciones, entre partidos, entre preferencias ideológicas. Y lo que es peor,todo apunta que le queda mucho para que alguien lo desempolve. Las buenas palabras y las visitas presidenciales no se traducen en hechos. El movimiento no ha llegado . El clima político y el bloqueo del gobierno municipal no son los mejores aliados para que la Plaza de Sevilla sea finalmente ese gran recibidor que merece una capital de provincia como la gaditana.

Las administraciones de las que depende no acaban de ponerse de acuerdo. Ni siquiera el Ayuntamiento es capaz de impulsar alguno de los compromisos de todos los que no han llegado a cumplirse. Por eso no es de extrañar que los grupos de la oposición coincidan en darle un aviso al delegado de Urbanismo y, por extensión, al alcalde. Quieren que José María González Santos tome las riendas y encabece un plan que necesita su ciudad, la de aquí, la que dirige. La ordenación de una nueva estación de autobuses, un hotel, un mercado gastronómico, unos jardines en la muralla o la posibilidad de instalar la nueva Comisaría en este espacio, le están esperando. Nada menos.