OPINIÓN

El escollo de la pesca

Marruecos y los recursos del caladero del Golfo son la clave para un sector en permanente alerta

El acuerdo pesquero con Marruecos, que entró en vigor en 2014 y tanto costó renovar, es la referencia. La flota andaluza, especialmente la de Algeciras, Tarifa, Conil y Barbate, que faena en el caladero del país vecino se ha encontrado demasiado a menudo amarrada a puerto a la espera de noticias. En ese momento, estos marineros se tenían que arreglar echando el palangre en el Golfo de Cádiz. Marruecos no quiso renovar sino imponer nuevas condiciones. Ya lo advirtió el presidente de la Federación Andaluza de Asociaciones Pesqueras (Faape), Pedro Maza, meses antes cuando denunció que el gobierno de Rabat no tenía intención de negociar la renovación del acuerdo y esperó a su expiración para entablar un nuevo diálogo con una nueva tabla reivindicativa. Marruecos pedía ahora 80 millones de euros frente a los 40 del acuerdo que ya ha caducado. Pedro Maza dijo que no habría prórroga del actual tratado y los barcos. Algunos temas técnicos como los desembarcos en los puertos marroquíes o el control de las entradas y salidas de los pequeños barcos pesqueros en el caladero marroquí eran otros asuntos por resolver. El mayor escollo estaba en la contrapartida económica, donde Marruecos estaba pidiendo el doble de la vigente, que ascendía a unos 40 millones de euros al año, algo «inasumible», según apuntara el presidente de Faape, Pedro Maza.

Las espadas estuvieron en alto en el sector pesquero gaditano, que temió, una vez más, que la firma del acuerdo se demorara meses, lo que significaba la ruina para los pescadores gaditanos. Las negociaciones arrancaron en Rabat y se limitaron entonces a cuestiones políticas, sin entrar en la parte técnica, es decir, en temas estrictamente pesqueros. Según los observadores, la parte política se presentaba como la más complicada debido a que un nuevo acuerdo debería respetar los términos del fallo del Tribunal de Justicia Europeo del pasado febrero, que estableció que las aguas del Sáhara Occidental no eran de soberanía marroquí. Marruecos, por su parte, consideraba que su soberanía sobre esas aguas –donde se pesca más del 90% de las capturas de la flota europea– constituía «una línea roja» que estaba más allá de toda discusión. Mientras tanto, la flota gaditana pesca en el Golfo de Cádiz, sin embargo, los recursos de esta zona no dan para aguantar el negocio.

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