Ignacio Moreno Bustamante - Opinión

El ‘cualquierismo’ al poder

Cualquiera vale para cualquier cargo, por inepto que sea

Ignacio Moreno Bustamante
Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

De entre los muchos pecados que se cometen día a día en la política, sin duda el más gordo, el que daría el pasaporte directo al infierno de existir una Biblia dedicada a los servidores públicos, es el de la corrupción. Algo así como ‘No te dejarás corromper’ debería ser el primer mandamiento de toda persona que se dedique a administrar nuestro dinero para ponerlo al servicio de todos. Pero hay muchos más y en los últimos tiempos el que está más en boga es el del ‘cualquierismo’. Cualquiera vale para cualquier cargo, por inepto que sea. En los últimos 40 años, desde que se instauró la democracia, hemos padecido verdaderos zoquetes tanto a nivel nacional como autonómico o local.

Fundamentalmente del PP y del PSOE, por aquello de que son los que más poder han ostentado. Seguro que a cada uno de nosotros se nos vienen a la memoria varios nombres. A un servidor, por ejemplo, le impresionó en su momento descubrir que todo un ministro del Interior, un señor llamado José Luis Corcuera –promotor de la famosa ley de la patada en la puerta– era electricista. (Con la ley de Corcuera/la Policía está loca/y se colaron dentro mi casa buscando coca/yo estaba haciendo una mudanza y me cogió de sopetón/¿pa’ qué parte la puerta Dios mío de mi alma?). Los Borrachos. 1992. ¿Recuerdan?

Cuando eres adolescente y escuchas a tus mayores, a tus profesores, repetirte contantemente que hay que estudiar, que sacrificarse y prepararse para labrarte un porvenir, resulta complicado digerir que siendo electricista y moviéndote adecuadamente dentro de tu partido, puedes llegar a ministro. Pero así funciona el tema. Y mientras para conseguir un trabajo de administrativo te piden dos carreras, tres idiomas y un máster, para ser concejal basta con arrimarte al líder político de turno.

Esto es algo que hemos padecido y asumido como mal menor a cambio de disfrutar del sistema de convivencia menos imperfecto de todos, la democracia.Sin embargo, ahora, con el boom del populismo, el ‘cualquierismo’ se ha disparado hasta límites insospechados. Un ejemplo clarísimo lo tenemos en Cádiz, con varios miembros del equipo de Gobierno que no saben siquiera hablar, expresarse con claridad, que no han alcanzado un nivel de estudios medio. Y los que lo han hecho no tienen la menor experiencia laboral, lo cual no les impide darse unas ínfulas propias de aquel que no tiene abuela. Ni sentar cátedra con máximas como «hay una corriente popular que nos dice que debemos hacer esto o lo otro». Dan hasta cursos sobre economía en la Universidad. Cuando ellos mismos han reconocido que de economía lo más que saben es administrar «lo que entra en mi casa». Definitivamente estamos tontos. Todos.

Ver los comentarios