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El Apunte - OPINIÓN

La ciudad, la suciedad y las excusas

La limpieza es una responsabilidad directa y exclusiva del Ayuntamiento y su deterioro es una evidencia

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Las responsabilidades de los ayuntamientos son muy limitadas. Cuando los partidos viven el furor de la campaña electoral hablan de crear empleo, de infraestructuras, de libertades y derechos. En cuanto esa misma formación lleva tres meses a cargo del gobierno municipal empieza a decir la verdad: que no tiene mucho que hacer en cuestión laboral, que apenas tiene recursos para prestar todas las ayudas que los ciudadanos le reclaman, que apenas pinta nada en industria, economía y mucho menos en infraestructuras. Las competencias municipales, por desgracias, se limitan en la administración española a la prestación de algunos servicios esenciales entre los que destacan el transporte y la limpieza -al margen de la programación cultural o lo relacionado con las fiestas-. En esas áreas, su influencia es total y ninguna provoca más impacto en el ciudadano. Ahí no hay escapatoria. Lo relacionado con el tráfico interno, los autobuses, el aparcamiento, la recogida de basura y la limpieza o el mantenimiento de los espacios públicos es exclusivamente competencia municipal. Y resulta llamativo que en Cádiz, año y medio después del relevo municipal, despierte cada vez más quejas y críticas el estado de sus calles y plazas. En estrecha colaboración con un buen número de vecinos maleducados, los responsables municipales han permitido que se multipliquen los excrementos de perros, los equipamientos rotos y los rincones con serios problemas de limpieza. En muchos casos, esta situación afecta a los rincones más turísticos, los que deben reflejar una mejor imagen de la ciudad por tener un impacto en la microeconomía local. Esos enclaves con encanto y monumentos históricos aparecen en algunos casos medio abandonados con la omisión del Ayuntamiento de Cádiz y la activa complicidad de los gamberros o los guarros. Plazas como Mina o Calendaria, Parques como el de Celestino Mutis o Parque Genovés y privilegiados balcones al mar como la Alameda Apodaca sufren casi a diario los destrozos ocasionados de forma salvaje y que tardan meses en ser reparados por la ausencia de control y fiscalización de unos servicios que corresponden exclusivamente al equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Cádiz. Ahora podrán decir que ya estaba así y nadie decía nada, que es un problema de educación de la ciudadanía... Podrán decir lo que quieran menos negar que es su responsabilidad única y directa. Eso les toca a ellos.