Julio Malo de Molina

Brexit

«Lo que no logró Hitler, lo está consiguiendo ahora la Merkel»

Julio Malo de Molina
CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Es una anécdota recurrente que tal vez no haya sucedido nunca como esas leyendas que cuentan los marineros, pero describe tan fielmente el orgullo inglés que no importa verificar su autenticidad. Dicen que cuando la mar impedía el cruce de embarcaciones a través del Canal de la Mancha, entre Dover y Calais, los periódicos británicos rotulaban en sus portadas mediante enormes letras: «The continent is isolated» (el continente está aislado). Los ingleses son un pueblo pequeño surgido del cruce de multiples culturas diferentes: celtas, latinos, sajones, daneses, normandos. El poeta Osías Stutman comentaba que la riqueza del inglés radica en que cada concepto dispone de dos sinónimos, uno de origen latino y otro teutón. Esa nación tan singular consiguió hacerse dueña de la mar y crear el imperio colonial más dilatado que ha conocido la historia de la humanidad.

Celosos de su poder y de su independencia no participaron en el Tratado de Roma de 1957 liderado por De Gaulle y Adenauer del cual nace la Unión Europea. Cuando se incorporan finalmente no participan de los acuerdos económicos y tampoco aceptaron la moneda única. No parece pues extraño que finalmente acaben por una salida definitiva, sobre la que caben muchas otras reflexiones; de entrada sorprende la polvareda levantada en los cenáculos del poder económico europeo, pues lo esencial de la unión es precisamente el euro del cual el Reino Unido no participaba. Diego López Garrido me contaba que la clave del tinglado tiene por objeto que los países ricos del norte puedan prestar dinero al sur pobre, despectivamente conocido como PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España) asegurando la recuperación del principal y de los altos intereses que la deuda genera. Por su parte Alberto Garzón ha declarado que el Brexit no es el problema sino el síntoma de una UE construida contra los pueblos.

El Brexit responde a un compromiso electoral del conservador David Cameron, aunque ha sido impulsado por el Partido de la Independencia del Reino Unido liderado por Nigel Farage. De ideología nacionalista inglesa, el UKIP ya obtuvo una importante victoria en las últimas elecciones europeas y ha contado con una cierta complicidad por parte del propio Cameron y del laborista Jeremy Corbyn. El sí se ha impuesto por cuatro puntos gracias al voto masivo del mundo rural inglés, frente a las nacionalidades periféricas (Escocia e Irlanda del Norte), los inmigrantes y los jóvenes. Un policía inglés justificaba su voto por el odio contra Alemania que tanto daño causó al pueblo británico durante las dos grandes guerras, y añadía: «Lo que no logró Hitler, lo está consiguiendo ahora la Merkel».

Las consecuencias de una retirada anunciada son variadas. No comprendo su incidencia en los indicadores especulativos de las bolsas que aquí ha venido bien a la derecha para sembrar incertidumbres. Más comparto el temor en Gibraltar a que las circunstancias justifiquen al gobierno español la adopción de medidas de aislamiento que causaron mucho dolor en el pasado, tanto a los ‘yanitos’ como a la población de la comarca. Esto podría resolverse en el marco de acuerdos favorables a los intereses de la gente, ya que Gibraltar forma parte de ese territorio disperso conocido como ‘Britain in the Sun’, y es un placer poder disfrutar de sus encantos. Recordemos la escena de Macbeth en la cual el hijo del rey Duncan acepta participar en la lucha contra el tirano que es una lección de confianza en la unidad por encima de los recelos.

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