Fernando Sicre

Berenjenas con salmorejo

El espectro político español se relaciona directamente con el del arco iris en lo que a colores respecta

Fernando Sicre
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El espectro político español se relaciona directamente con el del arco iris en lo que a colores respecta. Éste aparece de la descomposición de la luz solar, producida por refracción cuando los rayos del sol atraviesan pequeñas gotas de agua contenidas en la atmósfera terrestre. Y entre ellos el violeta. En la banda entre el azul y el rojo se encuentran colores lavanda, malva, púrpura y orquídea. Isaac Newton nunca llamó morado al violeta, porque este es puro y aquel no lo es. O sea, surge de la descomposición de otros. Así, descompuesto se quedó en la Complutense el redactor del Diario El Mundo el otro día. Se le puso la cara pálida, que en el espectro colorístico sería amarillo pastel.

El otro, el agresor, se quedó impávido, porque su cara dura imposibilita visualizarla en color. Al menos en algún color de los del arco iris. Pudo ser que su piel reflejase morado, como una berenjena, color y hortaliza representativa de su partido político. Descolorida debían ser «la cara de miedo» de los periodistas referidos por Iglesias. No es miedo, es terror ante el presente y el previsible futuro en forma de alianza con IU y sus 6 millones de votantes detrás. No ha habido hostilidad crítica como pretende hacernos ver el jefe berenjena morada, lo que realmente ha ocurrido es una manifiesta debilidad crítica hacia sus postulados y de ahí su éxito meteórico.

Lo acontecido y a pesar de las disculpas, como parte del guion es harto preocupante. Un somero análisis desde 2014, año de la constitución del partido morado, nos sitúa ante la evidencia de la emergencia de un fenómeno totalitario de naturaleza marxista, como alternativa al orden liberal. Que no le quede dudas a nadie, el fin último una vez alcanzado el poder, es la construcción de un Estado totalitario de extrema izquierda. Lo que se deduce de manera inequívoca de su ideario fundacional, así como de su programa para las elecciones Europas últimas. Los elementos que lo conforman así lo definen. 1. Una ideología suficiente elaborada, con pretensiones de abarcarlo todo, que rechaza los valores tradicionales y por otra, invocan expectativas paradisíacas terrenales. Ello comporta el proyecto de construcción de una nueva sociedad, incluso de un ‘hombre nuevo’; 2. Un movimiento de masas «uniformada» según patrones contemporáneos, políticamente unificado, que suponga una politización extrema, que permita la superación de la sociedad liberal y de clases, a través del monopolio de una clase social y la desaparición de las demás; 3. Pleno control de los medios de comunicación y de los medios de coacción; 4. Burocratización de la sociedad y de la economía por medio del orden director del Estado, que termina en la socialización y la nacionalización de todo; 5. Liderazgo carismático del líder, con tintes populistas y demagogos, bajo cuya dirección moviliza a las masas; 6. Democracia plebiscitaria, como mecanismo idóneo de expresión popular, en detrimento del sufragio universal y secreto.

Analizado los medios, visualicemos el fin u objetivo último, que no es otro que la supresión de las fronteras entre el Estado y la sociedad. Abogan por la desaparición de la sociedad civil al final del proceso, que será inexorablemente absorbida por el Estado. De ahí la importancia que Podemos da a alcanzar el poder al precio que sea y ocupar por ende el Estado. Porque no seamos ingenuos, Podemos solo puede afirmarse destruyendo el sistema democrático-liberal, en sus diferentes planos jurídicos, políticos e institucionales. Lo han hecho todos los totalitarismos, de izquierdas y de derechas.

Su próxima coalición con IU, roja bermellón, capitaneada por el partido comunista solo hace aseverar empíricamente hacia donde van. Berenjenas con salmorejo, rojo y morado. Espero que escampe y no salgan más arcos iris.

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