Ignacio Moreno Bustamante - OPINIÓN

Angustias de un gaditano

El día que los cruceristas vuelvan a irse a Sevilla nada más desembarcar porque aquí no se les ofrece nada, al menos tendremos el consuelo de saber si finalmente el parque Varela mantuvo su nombre o pasó a llamarse parque Ada Colau

Ignacio Moreno Bustamante
CÁDIZ Actualizado: Guardar
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Vivo sin vivir en mí y tan alta vida espero que muero porque no sé si las barbacoas del Carranza seguirán existiendo este verano o si en la Plaza de Sevilla ondeará la bandera de España, la de Andalucía o la del orgullo gay. Vivo en la angustia de pensar si nuestro excelentísimo alcalde va a salir de penitente en el Nazareno por convicción propia o porque quien le dio la vida así lo desea. Me llevan los demonios ante la incertidumbre de saber si en el próximo pleno municipal don José María aguantará el tirón tantas horas o si se escaqueará a mitad de la sesión para acudir a un mitin de su partido en el que los gaditanos nos jugamos tanto.

Pierdo el sueño ante la inquietud de saber si el concejal de Hacienda elegirá mis ojos para mirarlos frente a frente antes de elaborar los presupuestos municipales o será algún otro afortunado de entre mis vecinos el elegido para tan alto honor. La final del Falla, las pancartas en el balcón del Ayuntamiento, los representantes de Podemos en el País Vasco, el municipalismo, la eficiencia energética en los edificios públicos, la pinza PSOE–Ciudadanos, la caverna mediática, la luz del pueblo, las puertas giratorias, las asambleas circulares, la poesía como arma cargada de futuro... Son tantas las preocupaciones que nos asaltan a los gaditanos que nuestro día a día es una fuente constante de amargura.

Sólo cuando hayamos despejado todas estas dudas y espantado los temores que asolan nuestras gaditanas vidas, podremos empezar a ocuparnos de otros asuntos sin duda menores, como la atracción a la ciudad de empresas que creen empleo y riqueza. Demos tiempo a nuestro alcalde y concejales del equipo de Gobierno para retirar bustos incómodos, para decidir si se mantienen o no los focos de la playa. Entonces, y sólo entonces, exijámosle que no deje caer el trabajo realizado en los últimos años con las empresas de cruceros, a los que se mimó y ahora nadie presta atención desde el Ayuntamiento. El día que los cruceristas vuelvan a irse a Sevilla nada más desembarcar porque aquí no se les ofrece nada, al menos tendremos el consuelo de saber si finalmente el parque Varela mantuvo su nombre o pasó a llamarse parque Ada Colau. O si el Cádiz juega en el ‘Errejón Arena’, que ya se sabe que lo de estadio Carranza suena fatal. Y así no hay forma de salir de Segunda B.

Además tenemos la tranquilidad que da saber que la oposición está realizando también un excelente trabajo. El PP exigirá soluciones en cuanto solvente la papeleta de su pésima gestión con el agua de Loreto y el PSOE ya hace una oposición libre e independiente, sin hacer caso a las directices que puedan marcar Pedro Sánchez o Susana Díaz.

A nuestra angustia le queda poco tiempo ya. Dentro de nada todos seremos gaditanos felices, como quiere nuestro alcalde. Y sonreiremos, como quiere el PP. Habrá un cambio, como pregona el PSOE.

Apañados vamos.

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