Amenaza a nuestro Carnaval

Basta un repaso de la prensa diaria local para comprobar que existe una lucha reñida por copar portadas entre las noticias del carnaval y aquellas otras sobre pactos, conversaciones o líneas rojas para formar gobierno. Y parece que las primeras tienen las de ganar; posiblemente por las preferencias del respetable hacia los protagonistas y sus ocurrencias. Porque ¿quien no está interesado en escuchar a Antonio Martín, Martínez Ares o al Selu? o ¿existe alguien en Cádiz que no conozca ya a Juan? Frente a ellos, Frances Antich, Josep L. Grau, Ricardo Varona o Miguel Á. González no tienen absolutamente nada que hacer. Para asegurarnos se podría hacer una encuesta de popularidad pero, mucho me temo, que los 4 senadores cedidos por Pedro Sánchez a Ezquerra Republicana de Cataluña y a Democracia y Libertad tendrán que esforzarse mucho para alcanzar, al menos, las semifinales de ese hipotético barómetro de la fama.

Quizá es que tenemos cierta tendencia a interesarnos más por aquellas cuestiones con mayor grado de certidumbre; y está meridianamente claro que es más fácil, y más seguro, apostar sobre quién pasará a la final del Falla que hacerlo sobre el futuro escenario de gobierno, o desgobierno. Por eso los representantes de la nueva política se han planteado cobrar el mayor protagonismo posible utilizando para ello hasta fórmulas carnavalescas. En Madrid, de hecho, vemos como se hace todo lo imaginable para desbancar a Cádiz de su primacía en este campo. No, no se trata del emergente carnaval de la Villa y Corte que ya cuenta hasta con 6 chirigotas. El asalto para arrebatarnos nuestros más preciados momentos de gloria se inició antes, en plenas fiestas navideñas, con la llegada de unos reyes magos adaptados a las necesidades culturales de los niños. Pero el tema se animó tras la ostionada, la erizada y la primera jornada gaditana de preliminares que, junto al debate de las ninfas y el discriminado dios del carnaval, obligó a contrarrestar con actuaciones y tipos de impacto en la jornada del día 13. Porque aquel día algunos se empeñaron en convertir el hemiciclo, la sede de la representación de la soberanía nacional, en un auténtico carnaval. La muy comentada actuación de Carolina Bescansa no fue, sin embargo, lo más destacado de la sesión; aunque, dicho sea de paso, podría haber usado para transportar el cochecito el ascensor que lleva directamente a los escaños superiores, evitando así que su atrezzo bloqueara las escaleras. ¡Por una foto más o menos! Lo realmente impactante de la sesión fueron las fórmulas utilizadas por algunos de nuestros nuevos diputados para expresar su compromiso de representar a los españoles. Al ya clásico «por imperativo legal» que inventara Herri Batasuna, se ha incorporado un amplio repertorio, plurilinguístico por más señas, como la promesa de devolver al sur la alegría de vivir –urge que esa persona venga a la final del Falla–, la de acatar la Constitución para cambiarla, hacerlo hasta que se constituya la República catalana, la errejoniana per la fraternitat entre els pobles, la ambiciosa de poner la Cámara al servicio del derecho a decidir de todos los pueblos del mundo, etc. etc. etc. En definitiva, un ‘peazo’ coro que amenaza seriamente a nuestro carnaval.