OPINIÓN

Es la hora del área metropolitana

Con la llegada a América la situación se multiplicó y toda la bahía creció, especializándose todavía más en sus mejores recursos

Javier Fornell

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Entre las nuevas delegaciones que ha propuesto Bruno García en su configuración del ayuntamiento de Cádiz hay una que me ha dado un vuelco el corazón: la creación de una figura para el área metropolitana, que recae en José Manuel Cossi. Para los que creemos firmemente en la necesidad de unificar servicios e, incluso, soñamos con una posible ciudad Bahía de Cádiz, esta figura es una señal de ilusión y esperanza.

Tradicionalmente se ha dicho que Cádiz ha sido grande cuando ha mirado al mar. 'El Emporio del Orbe', el principal puerto del mundo en el siglo XVII y XVIII encumbró a la vetusta Gades a ser cabeza del mundo en lo económico y en lo cultural. Ya lo dijo Alejandro Dumas: Cádiz era la París del sur. Y eso hizo que muchos pensarán que cuando el puerto ha estado fuerte, cuando nos hemos centrado en el comercio internacional, hemos crecido. Pero eso no es más que una media verdad; la punta del iceberg de la realidad que se escondía detrás.

Por supuesto, el comercio marítimo ha sido nuestro motor, pero necesitado de un combustible que se encontraba en la bahía. Y al Historia es clara en esto: la Gadir fenicia contaba con un comercio terrestre que se vinculaba a zonas como la actual Chiclana o el Poblado de Doñablanca. Gades tenía un importante territorio colindante que aportaba los recursos faltantes, más allá de la sal, para convertirse en la tercera ciudad del imperio; sin embargo, la Qādis musulmana se venía abajo, al aislarse de un entorno controlado por cristianos, pero sin alejarse de un comercio manejado férreamente por italianos.

La llegada de Alfonso X y la nueva entrada en la cristiandad supondrían el salto necesario en busca de la grandeza. ¿Gracias al comercio? Sí, pero también a que la bahía se convertía en un todo en el que cada cual conocía sus virtudes y limitaciones: Cádiz y Sanlúcar aportaban los puertos abiertos al mar; Chiclana y Rota frutales y verduras frescas; Jerez siempre fue el gran granero de Andalucía y la riqueza agrícola que poseía la hacía el complemento necesario. El Puerto era lugar seguro, que reunía agricultura, comercio y vinos.

La ciudad de Cádiz miraba a su bahía, y los vecinos de las ciudades comerciaban y se movían entre ellas, sabiéndose necesarios unos a otros. Con la llegada a América la situación se multiplicó y toda la bahía creció, especializándose todavía más en sus mejores recursos. Pero luego llegó el siglo XIX y el XX y comenzó el ombliguismo. Cada uno optó por mirar sus propios intereses y todas las ciudades de la bahía se empobrecieron en una lucha cainita por conseguir la supremacía.

Por eso, la llegada del área metropolitana se hace tan importante. Es fundamental recuperar el espíritu de colaboración entre ciudades, más cuando ahora son muchos los gaditanos que viven repartidos entre otras localidades de la bahía. Es hora de alejar los egos y el chovinismo cateto del «Cádiz es mejor que…» para aunar esfuerzos y luchar por el bien común. Y hacerlo aprovechando que las tres grandes urbes de la bahía recalan en el PP sería una buena forma de comenzar una nueva era de esplendor.

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