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Solidarios abandonados

Que una asociación de ayuda a los 'sintecho' diga que debe parar por falta de medios es un fracaso de todos: sociedad e instituciones

El apunte

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Como es propio de un mes de enero, incluso en la certeza de que vivimos el inicio del cambio climático, la provincia de Cádiz, toda Andalucía, vive las jornadas más frías del año. En estas semanas se activan, en numerosos municipios, protocolos para proteger de las bajas temperaturas a los que viven en la calle. Escucha y consuelo, alimentos, bebidas calientes, mantas... Son algunos de los auxilios de urgencia que reciben para poder soportar una situación que siempre pasa por tratar de convencerles de que acudan a un albergue o refugio, estable o provisional, a pasar las noches. No siempre se consigue. Ahora más que nunca, las personas cuyo único techo es el cielo viven en una situación muy peligrosa que agrava sus habituales dolencias crónicas. Desatenderles u ofrecerles una atención insuficiente es un error de gestión imperdonable en unos dirigentes que se han dado golpes de pecho en numerosas ocasiones, rasgándose las vestiduras por la persistencia de las personas sin hogar cuando hicieron bandera electoral de este problema (universal, complejo y antiguo) con tal de arañar algunos votos. Una vez en el Gobierno, local, resulta que las soluciones no están. Ni el centro de baja exigencia es suficiente ni hay agilidad para sacar de las calles casi congeladas a los más débiles en jornadas, y noches, que amenazan con helar.

Desde las asociaciones y entidades que prestan de forma altruista su ayuda a estas personas sin hogar ofreciéndoles comida, productos de higiene o simplemente escuchándoles saltan cada poco voces de alarma y denuncia. Vienen a decir que Cádiz abandona en el peor momento a estos seres humanos que tienen la calle como único hogar. Reclaman soluciones inmediatas al equipo de Gobierno, el mismo que prometiera durante la campaña electoral de las Elecciones Municipales de 2015 la erradicación del 'sinhogarismo'.

El último colectivo en hacerlo ha sido Despertares. Reparte cada sábado por la noche alimentos a los afectados por este fenómeno y anuncia que dejará de hacerlo por falta de medios. Aunque no es la única causa para el cese de la actividad, desde la asociación lamentan que ya no puedan «contar con el vehículo que teníamos cedido por parte del Ayuntamiento» y que han dejado de recibir «cualquier ayuda». Aseguran que todo lo hacían con recursos propios y que se han agotado. Dicen estar «al límite». Es la prueba de que la colaboración institucional ha fallado. O que es insuficiente. Cada cual saque sus conclusiones.

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