Opinión

Sintiéndolo mucho: Joaquín Sabina confiesa que ha vivido

Muestra al profesional, al hombre que lleva casi medio siglo llenando salas...

Eduardo Moyano

Seguramente, Fernando León de Aranoa ha cumplido el sueño de cualquier documentalista, poder entrar en la vida de un personaje sin tapujos, sin que haya limitaciones a la hora de narrar y describir su día a día.

El director de «El buen patrón» siguió durante catorce años a Joaquín Sabina por conciertos en España o América ; en fiestas privadas; en el proceso de crear la letra de una canción o yendo incluso a los toros, de los que Sabina es un gran aficionado, aunque se confiese amante de los animales.

«Sintiéndolo mucho» muestra al profesional, al hombre que lleva casi medio siglo llenando salas y estadios después de unos inicios en que tocaba la guitarra en el metro o en las puertas de los restaurantes tras dejar su Úbeda natal y marcharse a Londres o venirse a Madrid.

Dice Jimena, la compañera de Sabina desde hace más de veinte años, que «le ha sacado el alma» que, en el documental Fernando León de Aranoa ha conseguido mostrar la parte más íntima de Sabina , sus alegrías y sus tristezas; sus recuerdos; sus sentimientos ; sus aficiones y en definitiva, el día a día del autor de «19 días y 500 noches».

Siente miedo escénico cada vez que va a dar un concierto como si fuera la primera vez, pero descubrió que no solo le pasa a él porque a Joan Baez la ocurría lo mismo. Ha tenido premios y reconocimientos por medio mundo, pero no se siente profeta en su tierra, Úbeda, aunque nos lleve a recorrer sus calles y la casa donde nació hace setenta y tres años. Habla de sus padres, de su hermano de que se considera ateo pero que le gustan los santitos; o que ya no es tan de izquierdas porque «tengo ojos y oídos».

Son catorce años de la vida de Sabina en la que Fernando León de Aranoa ha entrado «como Pedro por su casa». El cantante le ha dado las llaves para que entre y salga cuando le parezca por lo que nos encontramos, como digo, con un retrato íntimo y muy cálido de Joaquín Sabina que no esconde la relación que tuvo con las drogas. su fama de mujeriego además de su absoluta admiración por las mujeres que tanto tienen que ver con sus canciones de amor o más bien desamor.

«Sintiéndolo mucho» que lleva el título compuesto por Leiva y el propio Sabina recoge también momentos como los conciertos con Joan Manuel Serrat; la composición de la letra de una canción junto al poeta Benjamín Prado; la grave cogida que sufrió José Tomás en México o la caída del propio Joaquín Sabina desde el escenario del WiZink Center de Madrid.

Sabina es consciente de su deterioro, de que la edad no perdona y que será difícil de escribir la canción más hermosa del mundo, «sintiéndolo mucho».

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