Otra vez, tarde y mal

La «nueva normalidad» anunciada por Sánchez es un desastre de improvisación e inseguridad, con miles de infectados. El Gobierno de socialistas y comunistas se afanó con el estado de alarma para prohibir, confinar, limitar y multar a los ciudadanos, pero el regreso a la libertad -muy condicionada y herida por la crisis económica- es un reflejo de la absoluta falta de idoneidad del Ejecutivo de Sánchez para la dirección del país. La «nueva normalidad» era una trampa para las comunidades, que suplieron hasta donde pudieron las carencias del Gobierno durante el confinamiento y ahora se enfrentan sin recursos legales a una reactivación del virus que vuelve a ser de ámbito nacional. Por tanto, de la responsabilidad del Gobierno de Pedro Sánchez. Con el estado de alarma, la culpa era del PP. Sin estado de alarma, la culpa es de los gobiernos autonómicos. Y Sánchez, sin perdonar un día de vacaciones.

Sin embargo, el Ejecutivo sensible con los problemas sociales ha dejado a la sociedad abandonada a su suerte. Las incertidumbres sobre el reinicio del curso escolar es un paradigma del espíritu indolente del Gobierno de socialistas y comunistas. Hoy se reúne la ministra de Educación con las comunidades y la pregunta es para qué, cuando los niños y jóvenes españoles están a diez de días de volver -o no- a las aulas. De nuevo, tarde y mal.

Políticamente es inaceptable que el Gobierno siga sin rendir cuentas de una gestión basada en el régimen de confinamiento más restrictivo de Europa, con una destrucción económica sin precedentes, a pesar de la cual España es el país con peores registros en el continente, tanto de infectados como de muertes. De nada sirvió el apoyo de Ciudadanos al Gobierno en las últimas prórrogas del estado de alarma. Arrimar el hombro, en el diccionario de Sánchez, es callar y firmar en blanco donde él diga, encubriendo un fracaso que, ahora, a punto de empezar la actividad escolar y laboral, puede aumentar sus dimensiones.