Con el aval de Zapatero

El expresidente del Gobierno español sabe siempre de qué lado está cuando se ofrece para mediar

Ramón Pérez-Maura

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Hay dos políticos iberoamericanos de la hora presente que cuentan con el respaldo explícito de José Luis Rodríguez Zapatero: Nicolás Maduro y Evo Morales. En el caso de Morales, esta semana hemos visto en Madrid un acto de apoyo a la enésima reelección del presidente boliviano –en un país en el que la Constitución sólo prevé dos mandatos Evo va a por el cuarto. En esa concentración política intervinieron Pablo Iglesias, Alberto Garzón y Rodríguez Zapatero que parece sentirse cómodo en esa compañía y quien tuvo la cachaza de decir que él estaba allí "porque quiero agradecer el agradecimiento… Si ha habido un presidente agradecido, ése es Evo Morales". No es para menos. Morales vino a Madrid como presidente electo el 5 de enero de 2006. En el Real Instituto Elcano le ofrecieron un desayuno con roscón de reyes. Después de ser saludado por el presidente del instituto, Gustavo Suárez Pertierra, con un "Señor presidente" y cortarle diciendo "Me llame Evo, no más", Morales dejó claro que él pensaba expropiar a las empresas de hidrocarburos y de forma señalada a Repsol-YPF. "En el pasado lo hicieron los generales, ahora nos toca a los indígenas". Aquel día Morales fue despedido rumbo a Bruselas por el ministro de Exteriores de Zapatero, Miguel Ángel Moratinos, que declaró públicamente que había plena sintonía con Morales. Y con ese aval, el 1 de mayo de 2006 nacionalizó los recursos energéticos bolivianos. Sólo entonces dijo el gobierno de Zapatero que habría que dialogar. No más. Como para no estar agradecido Morales. Me pregunto si Zapatero no tendrá también alguna razón de gratitud con el presidente boliviano.

Con estos mimbres, es comprensible que Pablo Iglesias elogie la involucración de Zapatero en "la resolución de conflictos". El expresidente del gobierno sabe siempre de qué lado está cuando se ofrece para mediar. Gracias a él la división entre la oposición venezolana se ha agravado a lo largo de los años –tampoco ha tenido que esforzarse mucho en conseguirlo. Pero también gracias a él esa oposición ha logrado un punto de consenso: no presentarse a las elecciones del mes de abril. Falto de ningún escrúpulo, ahora parece dispuesto a dar otro paso: el de ser el jefe de los observadores de la ONU en las elecciones. Después de encabezar una mediación que ha fracasado y ha logrado un boicot generalizado a los comicios, ¿cómo se puede ser el que ejerza de observador? Lo menos que se puede pedir a un observador electoral es que no haya demostrado su partidismo en el proceso, el ser aceptado por todas las partes. Y Zapatero ha sido expresamente descalificado por la oposición.

Así las cosas, es imposible no cuestionarse por qué sigue Zapatero avalando al régimen de Nicolás Maduro, por qué sigue ofreciéndole su respaldo. Porque se ha llegado a un punto en el que cuesta mucho creer, como en el caso de Evo Morales, que estos avales se den sólo por solidaridad ideológica.

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