Vox

No sólo PP y Ciudadanos tienen que estar atentos a la irrupción de Vox, también el PSOE y Podemos

José María Carrascal

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Estábamos tan contentos, e incluso orgullosos, de no tener un Le Pen (aunque Sánchez llegó a decir que era Torra), una extrema derecha y resulta que nos sale una por donde menos esperábamos, si bien con rasgos típicos, como siempre. Mientras la inmigración descontrolada es el motor de la extrema derecha europea, Vox nació contra la violencia criminal de ETA y se expandió como rechazo del desafío independentista. O, visto desde la otra esquina, contra la pasividad y hasta connivencia con él de los dos grandes partidos. Se trata, pues, de un movimiento defensivo, de vuelta a las raíces, en la línea de otros partidos «patrióticos» europeos y del propio Donald Trump, con su «volver a hacer grande América», que aquí se torna «volver a hacer España una».

En la izquierda se frotan las manos. Pasando como está malos momentos, ver que en la derecha, donde ya pugnan PP y Ciudadanos por abanderar esa causa, surge otra con posibilidad de arrebatarles votos y escaños es la primera buena noticia que oyen en mucho tiempo. Olvidando algo muy importante: que en todas partes, desde Polonia a Estados Unidos, pasando por Francia y Brasil, esa derecha que llaman extrema, está encontrando fuerte apoyo en las clases bajas de la sociedad, hasta el punto de haber barrido a la izquierda tradicional en la mayoría de ellos, y no sólo por la inmigración, sino por razones que el socialismo clásico, en las nubes, ha olvidado: la inseguridad ciudadana, la corrupción, que envuelve a muchos de sus miembros, la aparición de un subproletariado sin salidas, que incluye a muchos jóvenes, la incapacidad de encontrar soluciones a los problemas que plantean la globalización, el cambio climático, la relentización económica, entre otros.

Quiero decir con ello que no sólo PP y Ciudadanos tienen que estar atentos a la irrupción de Vox, sino también el PSOE y Podemos. Por no hablar de los secesionistas, cuyas bases radicales ya les muerden los pantalones. Casado y Rivera deben saber que limitarse a anunciar que lo primero que harán en el poder será aplicar el 155 no basta. Hay que hacer frente a los problemas apuntados, que son los causantes de la desafección de la mayoría con los políticos. Es más: entre los catalanes que empiezan a ver la mentira que les han contado sus dirigentes, puede acentuar el sentimiento de maltrato por parte de España, Cuando lo que necesitamos es acentuar el mensaje de que, si Cataluña necesita a España, España necesita a Cataluña. Pese a nuestras diferencias, somos un pueblo que, con todos sus errores, ha hecho grandes cosas, en las que han participado catalanes (aquí, un recuerdo emocionado a Montserrat Caballé en sus noches triunfales del MET neoyorquino) y puede mejorarlas. Pero para eso necesitamos mantenernos juntos y respetarnos mutuamente. En cuanto al PSOE y Podemos, prefiero no opinar. La izquierda sigue anclada en lo mejor del siglo XIX. Los nacionalistas, en lo peor del XX. Así no vamos a ninguna parte.

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