PRUEBA

Toyota GR Supra A90 Edition: la apología del bien

Probamos la edición más exclusiva del nuevo Toyota Supra (ahora rebautizado como GR Supra por la división deportiva Gazoo Racing), limitada a 90 unidades para todo el mundo

Toyota GR Supra A90 Edition C.G.

Christian García

Toyota lleva décadas centrada en el desarrollo de la movilidad híbrida y, dado que su media de emisiones actual se lo permite, ahora por fin ha decidido volver a rescatar el carácter y la deportividad de la que hacía gala en los años 80 y 90 para conformar una gama de lo más atractiva. Bajo el paraguas de Gazoo Racing, departamento encargado de todas las operaciones de la marca en el mundo del motorsport , la compañía nipona está enriqueciendo el mercado con deportivos interesantísimos como el pequeño GR Yaris o la nueva generación del Supra -ahora GR Supra- , modelo que acabamos de probar y que se posiciona como el rey indiscutible de dicho catálogo, tanto por potencia como por radicalidad.

El Toyota Supra adquirió una fama estratosférica hace ya más de 20 años gracias a una cuarta generación que tuvo un papel protagonista en la primera entrega de la saga Fast and Furious y gracias también a que en su versión 2JZ-GTE brindaba una facilidad asombrosa a la hora de obtener un caballaje extra que en ocasiones llegaba a rozar los 1.000 CV. Todo ese mito que nació a raíz de ello hizo que su desaparición a principios del nuevo milenio cayera como un auténtico jarro de agua fría entre los más fanáticos de los deportivos. Han tenido que pasar cerca de cuatro lustros para que podamos ver una nueva evolución, algo que solo ha hecho posible la colaboración entre Toyota y BMW , pero lo cierto es que la espera mereció la pena...

Disfrutad como lo he hecho yo de este Toyota GR Supra que además conducimos en su edición especial A90 Edition , limitada a 90 unidades y llamada así por el código interno como el fabricante japonés conoce a esta quinta generación.

Varios guiños al Supra de los 90

Estéticamente, el GR Supra hereda rasgos directos de su antecesor, como las ópticas ovaladas, los pilotos traseros horizontales y el alargado capó bajo el que se alberga el potente corazón de origen bávaro. No obstante, y aunque todo sigue el definido patrón del tradicional deportivo japonés, en el Supra del siglo XXI estos elementos adoptan un aspecto mucho más moderno. Por ejemplo, sobra decir que la iluminación cuenta con tecnología full led y que el frontal está ahora bastante más afilado, lo que refleja una imagen aún más agresiva.

Los diseñadores también han querido dotar de un peso extraordinario a la zaga, con un spoiler de tipo cola de pato exquisito y con un difusor colosal en el que encontramos el antiniebla trasero y la luz de marcha atrás, al más puro estilo Fórmula 1 .

Como detalles específicos de la edición a la que corresponde nuestra unidad de pruebas, cabe destacar el color de carrocería Gris Tormenta mate , las llantas de 19 pulgadas también en negro mate, un tapizado interior para el cuero en color rojo y un vinilo que recorre el salpicadero con la inscripción «A90 Edition X/90» y con la firma del mandamás de la marca, Akio Toyoda, nieto del fundador.

La radicalidad del exterior contrasta con un habitáculo un pelín anodino. Si bien todo el trabajo en lo que a diseño de carrocería se refiere se lo debemos a Toyota, prácticamente todas las piezas que componen el interior del Supra son prestadas de BMW. Aquí entra en escena ese acuerdo entre ambos fabricantes del que os hablábamos al principio. Dado que los asiáticos no iban a desarrollar un motor exclusivo para el nuevo Supra y dado que los alemanes tenían en el mercado el bloque de seis cilindros en línea y 3 litros que había hecho grande al anterior modelo, decidieron un convenio que hace de este GR Supra la variante coupé del actual Z4.

Interior con sello alemán

Como decimos, tanto chasis y mecánica como interior provienen de Múnich. Solo el cuadro de instrumentos digital, que, por cierto, tiene una pinta buenísima, y los asientos deportivos son obra de Toyota. Si bien es cierto que nos hubiera gustado encontrar un interior igual de deportivo y radical que lo de fuera, también es verdad que de este modo el Supra gana una calidad de coche premium que probablemente no tendría de otra forma.

En cuanto a espacio, postura de conducción y ergonomía, no hay queja posible. El conductor va sentado en una posición muy baja , casi sobre el eje trasero y con suficiente amplitud respecto al acompañante. Además, el maletero de 290 litros está comunicado con el habitáculo por medio de una abertura horizontal entre los asientos, de manera que resulta muy fácil y práctico a la hora de coger un abrigo, un paraguas o cualquier otra cosa, sobre todo si está lloviendo y no nos queremos empapar.

Pero vamos a la madre del cordero. El propulsor longitudinal que guarda el nuevo GR Supra bajo ese interminable capó declara 340 CV entre las 5.000 y las 6.500 rpm y 500 Nm de par entre las 1.600 y las 4.500 vueltas. Estamos hablando de que prácticamente desde que tocamos el acelerador hasta un ápice antes del corte de inyección (lo salva la electrónica para cuidar el motor) tenemos una patada atronadora.

Toda la fuerza va a parar al eje posterior a través de una caja de cambios automática de convertidor de par y ocho relaciones que, aunque en modo normal es bastante plácida y suave, se transforma al activar el modo Sport con el objetivo de brindar una respuesta muchísimo más directa y contundente.

Una fábrica de sonrisas

Incluso con los controles activados, el tremendo poderío hace que, si queremos, podamos perder tracción desde el mismo instante en que iniciamos la salida . Para no hacerlo, conviene que el pedal derecho no se hunda hasta el fondo -al menos en primera- y, en cualquier caso, como quitemos los controles el caos se apoderará del coche mucho más rápido y con mucha más bravura. Tened por seguro que bajo ningún concepto faltarán sensaciones deportivas... eso sí, a menos que deseemos lo contrario, siempre con una notable nobleza.

En materia de comportamiento dinámico, el GR Supra destaca por una estabilidad asombrosa y por la capacidad de ofrecer un disfrute único. La suspensión, como es lógico, tiene un tarado duro que es el que nos proporciona el mejor agarre en el asfalto, junto a los neumáticos Michelin Pilot Super Sport en medida 255/35 y 275/35 que monta de serie, claro está. Esto hace que en ciudad, aunque no es para nada incómodo en el día a día, debamos tener cuidado al encarar un paso sobreelevado o un badén de proporciones considerables. No obstante, como decimos, ni siquiera en viajes largos o en trayectos rutinarios nos supone un hándicap.

Donde más lo disfrutaremos obviamente será en circuito y en carreteras nacionales y secundarias. Ahí, este deportivo es capaz de producirnos sensaciones inolvidables . Ahora bien, deberemos controlar el velocímetro porque resulta muy sencillo sobrepasar los límites legales, algo a lo que nos oponemos con total rotundidad. La dirección, por su parte, tiene un tacto delicioso y una respuesta inmejorable. En todo momento se muestra súper directa y precisa, lo que nos hace sumamente fácil llevar el coche por la trazada que marcamos de manera exacta. El funcionamiento de los frenos también nos parece correcto. Por poner un «pero», diría que, al tratarse de una edición especial, Toyota podría haber mejorado el aspecto de la duración, pero es algo que puede solucionarse en el mercado de aftermarket sin la necesidad de una gran inversión.

Nuestra Valoración

7,8

Diseño:

9

Interior:

7

Motor:

9

Equipamiento:

7

Comportamiento:

8

Consumo:

7

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