Llevar un kart a diario con el Mazda MX-5 RF

El deportivo de la firma de Hiroshima ofrece un novedoso sistema de techo duro retráctil y mantiene sus mejores prestaciones mecánicas

Si buscamos una palabra para definirlo es diversión. El Mazda MX-5 RF es el deportivo que te va a hacer amar los viajes largos, ya sean con curvas o rectilíneos. De altura o acompañando el romper de las olas a la vera del mar. Es compacto, ágil, entretenido y, por supuesto, potente. Al observarlo por fuera ya nos podemos imaginar de qué va a ser capaz cuando empecemos a exigirle. Antes de montarnos, eso sí, distinguimos una de las principales novedades del RF (retractable fastback), un techo retráctil y duro dando la opción de disfrutar de la conducción al aire libre que tarda en abrirse unos 13 segundos.

Los detalles están cuidados al milímetro. Todas las curvas parecen perfectas y es irresistible acariciar el capó del agresivo morro de este MX-5. De costado comprobamos la forma aerodinámica del coche, similar al de una lágrima y, si echamos una vista a la parte trasera, comprobamos que tampoco pierde la esencia de la marca de Hiroshima. El maletero es algo más pequeño que su predecesor y deja el hueco justo para una maleta de mano.

A disfrutar

Nada más subirnos tenemos que resoplar. El coche es, obviamente, muy bajito. Casi podemos sentir el asfalto, una invitación irremediable a arrancar ese motor de 2,0 litros, 160 cv y seis velocidades (está disponible otra versión de 1,5 l y 131 cv). El contacto da rienda suelta a la sinfonía del engranaje asiático y toca ver si responde bien en carretera.

No hay que pasar por alto la comodidad del roadster y los detalles del interior (eso siempre que no midas 1,90 o más porque te será imposible meterte en el habitáculo). El asiento Recaro te abraza para que no pierdas tu propia estabilidad en las curvas y el volante es ancho, buscando que mantengas siempre el control sobre el vehículo. Y es, precisamente, en los ángulos donde más divertido se vuelve este Mazda. Es estable, manejable y te invita a devorar las curvas. El peso ha subido 45 kilogramos respecto a su versión anterior, pero el reparto de los mismos hace que no sea un hecho relevante.

En cuanto llevas un rato en la carretera ya te sientes parte de este roadster. El cambio de velocidades es perfecto, jugoso reducir para administrar una curva lenta y exigir al acelerador para una salida rápida. La respuesta es maravillosa, eso es así.

Por cierto, si no llevamos la radio encendida, podemos paladear el sonido intenso del motor, pero si preferimos subir el volumen... nos encontramos un muy buen sonido enviolvente gracias a sus nueve altavoces. Un detalle que no se suele comentar y que ha sorprendido positivamente. Por otro lado, el precio es ligeramente más elevado en este modelo, pero vuelve a responder perfectamente a aquellos que les gusta esbozar una sonrisa al sentir el asfalto.

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