Entrevista

Raúl Palacios (Ganvam): «Se está consiguiendo el efecto contrario al que se pretendía»

El nuevo presidente de la patronal de la distribución avisa de que la caída en las matriculaciones está siendo «mayor de lo esperado» y avisa del impacto sobre el empleo del sector

Raúl Palacios Ganvam
Unai Mezcua

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El salto a la política de Lorenzo Vidal de la Peña aupó el pasado mayo a la presidencia de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos a Motor, Reparación y Recambios (Ganvam) al empresario Raúl Palacios (Valencia, 1973). Ex presidente de la Feria del Automóvil de Valencia, y responsable de varios concesionarios Peugeot y Opel en la Comunidad Valenciana, su llegada coincide con un momento de incertidumbre para el sector.

- ¿La caída en las matriculaciones y su impacto en la facturación de los concesionarios supone una amenaza para el empleo?

Es totalmente evidente. El problema grave es que tenemos la caída más fuerte en el canal de particular, que es el que más rentabilidad aporta al concesionario. Arrancar 2019 con un 0,74% es una barbaridad, supone un descenso del 30%. Y el año pasado tampoco fue positivo, incluso con datos de facturación altos. En un entorno donde los datos macro son buenos, en PIB, en empleo, en confianza del consumidor, deberíamos tener datos de facturación mucho mayores. En el primer trimestre estábamos hablando de una caída en particulares del 7%. Cuando salgan los datos de junio se verá como el mercado particular han caído casi el doble. Y las previsiones del sector eran de un primer semestre alcista, un tercer trimestre en el que se iban a estabilizar las cifras, por coincidencia con el cambio de homologación, y un cuarto trimestre donde sí que iba a haber una ralentización de las ventas. Pero el canal de particulares y el de empresas están cayendo más de lo esperado. Y dentro del canal de empresas tenemos que desglosar las matriculaciones tácticas. El porcentaje nos puede asustar. Todo esto nos puede a llevar a que a final de año se pueden necesitar menos recursos. Además, las expectativas para el año que viene son peores. Pero con los datos macro que tenemos ahora mismo parece incomprensible la bajada que estamos teniendo en ventas.

- Por tanto, ¿Es totalmente achacable a la incertidumbre sobre los motores de combustión el retroceso en las ventas?

Está focalizada sobre todo en el diésel, pero vamos a generalizar porque estos porcentajes los explica el motor de combustión en sí. No se está mandando mensajes por parte de la administración que generen confianza en el mercado.

- ¿Se podría revertir la situación con un plan de ayudas o incentivos?

Cuando en el mercado se crea incertidumbre hay varias maneras de combatirlo. Un mensaje claro de lo que va a pasar en los próximos años podría dar certidumbre. También los estímulos económicos. El mensaje que lanza el gobierno sobre los eléctricos y la descarbonización pretende mejorar la calidad del medioambiente. Pero el efecto está siendo el contrario: la media de la antigüedad del parque está subiendo sin que parezca que tenga techo. Estamos ya por encima de los trece años. Ese es el factor que más puede estar agravando la emisión de gases contaminantes. Si no logramos una renovación del parque, y que esté fundamentada más que en el tipo de motor que en la etiqueta, logramos el efecto contrario al que se pretende.

- ¿Preocupa la situación a medio plazo?

Sí. A medio plazo lo que estamos viendo sobre todo es un cambio de modelo tanto en la distribución como en la fabricación. Existe incertidumbre sobre cómo se va a regular ese modelo y qué papel va a ocupar cada actor. Tanto la evolución del mercado como del producto, conectado, autónomo, muy diferente al que conocemos ahora, y la digitalización y las nuevas formas que están surgiendo de uso del vehículo, donde la propiedad se diluye en nuevas fórmulas, como el renting o fórmulas de uso compartido, crea unas perspectivas en las que tanto fabricante como distribuidor tienen que cambiar su modelo de negocio. El problema es que a estas alturas nadie está presentando un dibujo de cómo puede ser ese escenario. Se está regulando a muy corto plazo sin tener en cuenta el alcance que pueden tener estas tendencias. Las inversiones que se tienen que realizar en cada negocio para adecuarlo a las exigencias de los fabricantes y del mercado son muy altas, que en muy poco tiempo se pueden quedar obsoletas.

- Algunos estudios cifran en un 50% el número de puntos de venta que pueden desaparecer ¿Es una previsión exagerada?

Sinceramente, nadie tiene una bola de cristal, pero sí está claro que los puntos de venta tal y como los conocemos ahora serán muy diferentes en 2025. No necesitas disponer de tantos metros para enseñar tu stock de vehículos cuando tenemos una transición hacia un mercado digital en todos los sectores. Tenemos que desviar los recursos que ahora destinamos a inversiones mobiliarias a crear un circuito digital que sirva para mostrar un vehículo o para hacer una entrega. Eso implica una reducción de personal muy importante. Lo hemos visto en otros sectores donde la digitalización se ha implantado hace más tiempo. Al final los ordenadores sustituyen personas, y lo que no podemos es ir contra el mercado. Y ahí necesitamos apoyo de las distintas administraciones para crear un marco estable.

- ¿Debe posicionarse el Gobierno a favor de tecnologías como el diésel?

Con un 18% de caída de ventas de particulares (en junio) está claro que el posicionamiento que ha habido no es suficiente. El mismo Gobierno sabe que las declaraciones en contra de diésel no fueron las más adecuadas. No creo que se trate tanto como una cuestión de posicionamiento, que es el mismo para las fábricas como para el mercado: todos estamos concienciados con que tenemos que defender el medio ambiente e intentar que el legado que dejemos para las futuras generaciones sea lo más limpio y menos contaminante posible, pero esto es una transición. Ni está el mercado preparado ni hay infraestructuras para que el vehículo eléctrico desembarque de forma masiva. No tiene aun autonomía suficiente, no hay puntos de recarga, el precio lo convierte en un producto elitista. Y nosotros tenemos que pensar en las clases medias y en la gente que se tiene que comprar un coche. A mi me parece bien intentar dibujar un futuro mejor con tecnologías más limpias, pero se tiene que dibujar muy claramente la transición hacia ese 2050 al que quieres llegar con un alto grado de descarbonizacion. Ahora mismo, con los mensajes lanzados, lo único que se ha conseguido es paralizar las ventas y hacer que el parque que tenemos circulando sea el más contaminante de la historia.

- ¿Qué preocupaciones expresa el cliente cuando llega al concesionario?

El cliente llega al concesionario perdido. Al principio no tenía nada claro si era una opción acertada comprarse un vehículo diesel, porque tenía miedo de que comprara un coche que prohibieran su uso en breve. Ahora ha decidido paralizar su decisión de compra a la espera de ver que va a pasar con los vehículos de combustión y ver si los eléctricos que van a llegar ahora al mercado pueden ser una opción. Pero están por encima de los 25.000 euros y tienen una autonomía limitada, no son una opción para el 95% de los compradores, porque no pueden satisfacer sus necesidades y porque están lejos de ser una viables para la mayoría de familias .

- ¿Qué previsiones manejan para final de año?

Es muy difícil estimar qué pasará porque las previsiones se nos han quedado muy cortas. De hecho los fabricantes aún mantienen los objetivos que habían puesto a la red comercial, pero mes a mes estamos viendo como empeoran. La caída en particulares se ha duplicado en tres meses. Ahora mismo estamos en un 1,7 en el mercado de empresas que puede ser un poco engañosa por las matriculaciones tácticas. Sabemos seguro que va a haber una caída, las estimaciones rondan el 5% a final de año, pero ahora mismo no tenemos una visibilidad muy clara de lo que puede ocurrir en el último trimestre si no hay nadie que pueda hacer algo por el sector.

- ¿Cuáles serán sus prioridades al frente de Ganvam?

Sobre todo intentar ser la voz de la distribución frente a las administraciones. Vamos a intentar que se apoyen en nosotros intentando siempre ser lo más objetivos posibles y que les podamos ayudar en la regulación del sector. Lo que queremos es empezar a dar mensajes claros de cara a toda la distribución, porque la incertidumbre se está notando. No sabemos exactamente cómo se va a desarrollar la distribución. Nuestra tarea debe ser identificar las tendencias e intentar identificar esas vías por las que tiene que transcurrir el sector y que nuestros asociados sepan dónde tienen que invertir y qué cambios tiene que hacer para adaptarse. Intentaremos también hacer una labor de intentar de consolidar una voz unida entre las diferentes asociaciones del sector para que nos podamos presentar ante las administraciones con una mayor representación que por separado.

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