Con lluvia, extreme la precaución: tener un accidente es entonces más fácil de lo que parece.
Con lluvia, extreme la precaución: tener un accidente es entonces más fácil de lo que parece.

Y si conduciendo arranca a llover...

Es importante aumentar la distancia de seguridad para evitar colisiones y mejorar la visibilidad, pero también evitar charcos y reducir la velocidad para que no se produzca aquaplaning, entre otros

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La lluvia es el fenómeno meteorológico adverso que provoca más accidentes. Sixt ha recopilado una serie de consejos para aumentar la seguridad en caso de conducir bajo chaparrones.

Lo primero y fundamental es llevar el coche en buen estado de mantenimiento: frenos, neumáticos (dibujo y presión), suspensiones, luces... Hay puntos del vehículo que pueden pasar por alto y son importantes, como las escobillas, el sistema de climatización y la propia limpieza del parabrisas.

Revisar el estado de las escobillas regularmente, y más cuando se acerca la época de lluvias, es imprescindible: si van en mal estado reducen la visibilidad y pueden arañar el parabrisas. Es conveniente limpiarlas con agua y jabón para mejorar su funcionamiento, porque suelen acumular polvo, suciedad, restos del propio jabón y aceite de la calzada.

Se recomienda cambiarlas cada año.

El correcto funcionamiento de la climatización del vehículo también es importante porque con la humedad el parabrisas se empaña fácilmente. Se evita activando la función de desempañado, que dirige un potente chorro de aire hacia el interior del parabrisas. Además también conviene limpiar por dentro y por fuera esta luna, por fuera para que las escobillas deslicen bien sin ensuciar de forma prematura y por dentro para reducir el empañamiento.

- Reduzca la velocidad: el agarre es menor, por tanto la velocidad debe ser también menor para evitar deslizamientos. La distancia de frenado aumenta notablemente en mojado y el límite de adherencia en las curvas es mucho más bajo.

- Conduzca con suavidad: frenazos, aceleraciones o golpes bruscos de volante pueden provocar la pérdida de control del vehículo. Si se realizan las maniobras de forma progresiva, el resto de conductores tendrán más tiempo para reaccionar.

- Aumente la distancia de seguridad: al circular cerca del vehículo precedente se puede colisionar en caso de frenada. Además, la visibilidad del conductor se verá muy reducida por el agua sucia que levanta a su paso.

- Encienda las luces de cruce y, si la visibilidad es muy baja, también los antiniebla traseros: hay que hacer lo posible para ser vistos, señalizar con mucha antelación usando los intermitentes y frenando con tiempo para avisar al vehículo que nos siga.

- Evite los charcos y sigue la huella del coche que llevas delante: esa zona de la calzada tiene menos cantidad de agua. Cuando se detecta la presencia de un charco hay que intentar evitarlo o, en todo caso, reducir aún más la velocidad para evitar el aquaplaning. Se trata de un efecto que, sobre todo, sucede cuando el dibujo de los neumáticos no es capaz de evacuar al completo el agua por saturación, lo que produce una pérdida de contacto con el asfalto y provoca que el neumático deslice sobre una lámina de agua. No hay que frenar bruscamente, solo reducir la velocidad y, si llega a producirse aquaplaning, mantener firme la dirección hasta volver a sentir que los neumáticos vuelven a contactar con el asfalto.

- No pise la pintura blanca del asfalto: las marcas de señalización vial horizontales ofrecen bastante menor agarre que el asfalto. Como norma evite pisarlas, pero sobre todo no espere a frenar cuando el vehículo ya está encima de ellas, como por ejemplo al rebasar un paso de cebra.

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