Jorge Blass une cartas y smartphones en su último espectáculo de magia

Una chica aparece dentro de una caja de cristal cuando el mago levanta un gigantesco pañuelo. Entre ases y tréboles, aparece una paloma. Y entre clásico y clásico, el ilusionista para el show para hacer un «selfie». Parece que la tecnología lo ha inundado todo hasta que de pronto agita el teléfono y ese mismo «selfie» se convierte en una fotografía real.

Jorge Blass, el mago más grande de España sin contar a Juan Tamariz, genio y mentor del madrileño, presenta en el teatro Compac de Gran Vía «Palabra de mago», un espectáculo inédito. «Nunca antes se había presentado algo así. La gran novedad es la interactividad y mi visión de cómo es la magia del siglo XXI», explicó ayer en un pase gráfico.

Unos pocos medios afortunados pudieron ver el show que espera a los madrileños hasta el próximo 27 de septiembre. Un adelanto: la tecnología estará muy presente. Smatphones y tablets se unirán a los trucos de cartomagia y a clásicos como partir a alguien por la mitad.

«Yo creo mucho en la cercanía y la interactividad–explicó Blass–. En el show hay magia de cerca pero, por ejemplo, también hay pantallas donde todo el teatro puede ver de cerca una carta. Hay incluso un número que todo el mundo hace al mismo tiempo y permite a los espectadores, desde la butaca, hacer magia», añadió el ilusionista.

Aún así el mago se atreve a criticar el uso que hacen algunos del sector de estas «ventajas tecnológicas». Es el caso de muchos de los magos que aparecen en televisión e «utilizan posproducción en los vídeos y compinches, y eso es terrible porque la magia se basa en el ingenio. La magia es otra cosa, eso es solo playback», subrayó.

Compartiendo trucos con Copperfield

Más cariño debe tener el mago a Youtube pues esta plataforma es la responsable de que el madrileño reciba llamadas del célebre David Copperfield «prácticamente a diario». La culpa la tiene otro hijo de la tecnología, ya que el norteamericano ha comprado a Blass un truco relacionado con Facebook.

El ilusionista explicó, tras el ensayo de su show, que se trata de un truco en el que dice a alguien del escenario, escogido al azar, que se meta en esta red social y busque a un amigo, también al azar, y poco después este mismo amigo sale de una caja «por arte de magia».

Jorge Blass tardó cinco años en conseguir ejecutarlo. «Al principio era imposible, no dábamos con ello». Quién le iba a decir que tiempo después, a principios de agosto, iba a recibir una llamada del mismísimo David Copperfield para comprarle los derechos del truco. «Me reuní con él en Las Vegas, fue una pasada», explicó el joven ilusionista.

Pero aunque le venda trucos a uno de los magos más famosos del mundo, el madrileño sigue con los pies en la tierra y sabe que aún hay mucho que aprender y también que enseñar. Por eso su espectáculo intenta romper barreras y ofrecer al público algo nuevo, algo genuino que consiga dejar a todo el público con la boca abierta.