Un Quijote estonio, usado contra la URSS
Un Quijote estonio, usado contra la URSS - ABC

El Quijote la mejor escuela de idiomas

El Instituto Cervantes expone una original muestra sobre las traducciones del Quijote: 141

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Quién iba a imaginar que aquel hombre más que delgado, escueto más que alto, alargado como el ciprés de Silos, más que estrambótico, descacharrado del todo, llamado Don Quijote iba a llegar tan lejos, a lo ancho y a lo largo, y hasta en las tres dimensiones de la más reciente modernidad. Viajero aquel Don Quijote, por tierras de la España, viajero aquel Don Quijote hoy por las nuevas naciones y territorios ignotos de la tecnología, viajero siempre, este manchego desprovisto de carnes, pero no de imaginación, viajero aqueste ilustre caballero que antaño desfacía entuertos y que a buen seguro hoy, en esta España que se emperifolla de domingo para salir de la crisis, cuando no pocos andan aún por el martes como mucho, si nos apuran.

Pero lo suyo, más en esta semana de Cervantes, es abundar en las enseñanzas del escritor y héroe español y en las de su personaje, y así quizá con estas geniales instrucciones lleguemos a esa edad de oro donde decía: «No había la fraude, el engaño ni la malicia mezcládose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menoscaban, turban y persiguen».

Mientras llega ese luminoso día, el Instituto Cervantes y su departamento de actividades culturales, aun menoscabadas sus rentas por la crisis (original idea, la de mermar las cuentas de las industrias culturales) inaugura hoy mismo una exposición rompedora, en las que dicho departamento se ha empleado a a tope: «Quijotes por el mundo». Y como comisario han escogido a uno de los más atinados cervantistas y quijotistas del mundo, el profesor y poeta José Manuel Lucía, colaborador de ABC, y una de las personas que más claro conocimiento tienen del iluminado firmamento quijotesco.

Estonio, chino, árabe

La exposición, de la que sólo daremos algunas pistas, pues conviene verla en persona, se centra en las ciento cuarenta y una traducciones que hasta del momento se han realizado del Quijote, algunas tan curiosas como el estonio, el chino o el árabe, y no damos más señas para que no dejen ustedes de sorprenderse. Aprenderemos también curiosidades que conviene saber, como que el «Quijote» fue un best-seller ya al poco de su aparición, que su difusión y la fama de Cervantes fueron muy grandes aún él en vida, que Shakespeare conoció el Quijote en 1612 (y se inspiró en él), que circuló prontamente por América (se lo quitaban de las manos a nuestros nautas)...

Y hoy, se sigue traduciendo el Quijote (el braille y los mensajes para móvil son las últimas), y ya se cree que hasta los marcianos ya han pedido su versión. Y también nos enseña esta didáctica exposición lo importantes que han sido los Quijotes ilustrados (Doré, Dalí, Antonio Saura, Enrique Herreros, Mingote...) o la gran profusión de Quijotes para niños.

«Un viaje que no es más que un homenaje a los traductores –explica José Manuel Lucía–, a esos privilegiados lectores que han dedicado parte de su vida a leer, a interpretar, a difundir la obra cervantina por los cuatro costados del mundo». Quien, para acabar recuerda que «la fama del ingenioso hidalgo rebasó pronto el ámbito de la lengua en que se había movido y, del mismo modo que su figura se fue adaptando a las visiones y hábitos de lectores extraños, creció en otros idiomas el deseo de conocer sus andanzas. Ya lo presagiaba el bachiller Sansón Carrasco, al comienzo de la Segunda Parte: “Tengo para mí (le decía a don Quijote) que hoy están impresos más de diez mil libros de (su) historia... y a mí se me trasluce que no ha de haber nación ni lengua donde no se traduzca». Al caballero le encantó oírlo porque «una de las cosas –dijo a esta sazón don Quijote– que más debe dar contento a un hombre virtuoso y eminente es verse, viviendo, andar con buen nombre por las lenguas de gentes, impreso y en estampa».

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