Los acampados neonazis desplegaron esta pancarta de tintes xenófobos a las puertas del Ayuntamiento
Los acampados neonazis desplegaron esta pancarta de tintes xenófobos a las puertas del Ayuntamiento - josé ramón ladra

Polvorín en Cibeles: neonazis acampados junto a antisistema

El edil de Seguridad prohíbe a la Policía Municipal identificar a los ultraizquierdistas

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La manga anchísima que desde hace 78 días viene teniendo el equipo municipal de Ahora Madrid con la acampada antisistema en la misma puerta del Palacio de Cibeles ha servido de efecto llamada para otros radicales; en este caso, los neonazis expulsados del edificio de Fórum Filatélico el lunes por la mañana, del llamado Hogar Social. Son estos últimos los que han decidido instalarse a pocos metros de sus enemigos ideológicos, lo que, según fuentes policiales, no va a ayudar, en nada, al orden público. El polvorín radical, por tanto, está servido.

Además, según ha podido saber ABC, no es que solo haya orden del concejal de Seguridad, Javier Barbero, de no levantar el campamento ultraizquierdista; es que incluso ha prohibido a sus propios Policías Municipales que identifiquen a los protestantes.

«Lo normal, después de casi tres meses, es que se les hubiese filiado, y más en esa zona; pero Barbero expresamente ha vetado que les molestemos», indicaron distintas fuentes.

Muy distinta fue la actuación ayer con los neonazis: desde la cúpula policial de Manuela Carmena se trasladó a las Unidades Centrales de Seguridad (UCS) o «antidisturbios», algo que no había hecho la alcaldesa con los anarquistas.

Quienes también se dirigieron hasta Cibeles y permanecen allí de retén son las Unidades de Intervención Policías (UIP), los «antidisturbios» del CNP. Un subgrupo (siete agentes) están vigilantes pero solo intervendrán en caso de que se produzca algún incidente grave: «Es una zona del cordón de seguridad del Ayuntamiento y es a ellos a quienes corresponde desalojarles», indicaron desde Interior.

Eso sí, la noche anterior, cuando montaron el campamento, los agentes nacionales filiaron a la veintena larga de neonazis concentrados por manifestarse sin comunicarlo previamente; la Delegación del Gobierno decidirá qué sanción les impone.

Mientras, el contraste que se vive en Cibeles es evidente. Los acampados de izquierdas, que protestan contra la Ley de Seguridad Ciudadana, indicaron que prefieren no pronunciarse respecto a la nueva situación que se viven a las puertas del Ayuntamiento de la capital.

«Refugees welcome»

El Hogar Social Madrid (HSM), por su parte, explicó que «no piensan moverse» hasta que se les proporcione otro sitio donde vivir y quisieron distanciarse de sus «vecinos»: «Ellos por su lado y nosotros por el nuestro». Sobre si no les parece irónico estar acampados bajo el cartel de «Refugees welcome» («Bienvenidos, refugiados»), una pancarta colgada por el Consistorio, los miembros del HSM responden de forma negativa. Ellos únicamente se posicionan a favor de ayudar a españoles. De hecho, desde el edificio «okupado» de Chamberí se dedicaban al reparto de comida a 235 familias de origen español, algo que seguirán haciendo ahora, «aunque sea desde un parque», como afirmaban ayer por la tarde.

Por ahora, parece que la situación va para largo. Desde el Hogar Social están comprando sacos de dormir. La búsqueda de un inmueble será una tarea lenta, ya que estos nuevos acampados no usurpan los que son de propiedad privada. «No tiene sentido que okupemos los edificios de los españoles», explicaron. Por el momento, han convocado una manifestación para el próximo sábado, bajo el lema «Por los derechos sociales de los nacionales», en Ríos Rosas.

La alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, cruzó unas palabras con ellos por la mañana ya que, en Cibeles, se estaban celebrando distintos actos con bicis y niños. Hace más de un mes, también dijo a los acampados del otro signo político, a los que ve cada día de camino al despacho, que les recibiría, cosa que, hasta el momento, no ha sucedido.

Mientras se espera a algún tipo de solución, los grupos se hacen más numerosos y los bártulos van acumulandose en pleno Cibeles. Unos, esperando a que sea derogada la Ley de Seguridad Ciudadana; los otros, con su discurso xenófobo, a la espera de otro edificio que «okupar».

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