El gallego que mejor debate

Cincuenta universidades de todo el mundo, 116 equipos y un nivel elevado no han conseguido intimidar a la oratoria de Alberto Escobar. Este joven pontevedrés es estudiante de Derecho y decidió inscribirse en debate para solventar su problema de tartamudez. «No solo mejoró mi expresión oral, sino también mi rendimiento académico y mi confianza a la hora de hablar en público». Años más tarde, se encuentra recibiendo un segundo premio en el V Campeonato Mundial Universitario de Debate en Español (CMUDE) celebrado en Bogotá (Colombia) del 20 al 30 de julio.

El torneo seguía la modalidad de «debate parlamentario», mediante la cual se presenta un tema a discutir y se otorgan 15 minutos para su preparación. Los equipos estaban formados por parejas.

El subcampeón se presentó con otro miembro del Club de Debate Compostela, integrado en la Universidad de Santiago. A pesar de quedar situado en una posición media del ránking final, Alberto Escobar consiguió el segundo puesto en la categoría de mejor discurso. «Me metí en la piel de un padre que daba unas pautas de vida a su hijo en caso de no volver a estar juntos» , recordaba el debatiente. No es su única victoria. En 2012, su equipo se posicionó primero en el «Torneo Internacional de Debate Escrito» y no hay competición en la que sus contrincantes no teman por sus argumentaciones.

La pasión por el debate lo ha llevado a cruzar el charco para competir contra los mejores. Aunque se trataba de un enfrentamiento para hablantes hispanos, personas de EEUU, Rusia y diferentes países del mundo acudieron a la cita. La siguiente edición es en Córdoba. «Allí estaremos de nuevo, y esta vez me queda un poco más cerca», comenta Alberto, que asegura padecer una auténtica adicción a lo que de momento es su hobbie. Se encuentra a punto de embarcar en su cuarto y último curso universitario, los mismos que lleva formando parte de esta asociación de estudiantes. «Nos centramos más en el debate académico, aunque cada vez nos acercamos más al debate parlamentario», relata. Él mismo presidió el Club el año pasado, durante el que este cambio de modalidad ocupó una de las prioridades. «Es mucho más dinámico, tienes poco tiempo para documentarte por lo que la facilidad de palabra juega un papel mayor y te ahorras los engorrosos procesos de preparación».

La vida tras el atril

Además de ser un excelente estudiante, que ya ganaría el Premio Nacional de Bachillerato en el curso académico 2011-2012, ha encontrado uno de sus fuertes en la oratoria. Él mismo lo califica como un aprendizaje continuo, y en su caso ya ha conseguido marcar su vida creando una historia para recordar a generaciones futuras. «El debate me permitió hablar en público y a terminar con mi tartamudez». Sin duda, un antes y un después en la vida de este gallego de 21 años que no para de convertir en éxito todo lo que toca.