En Negueira de Muñiz hay parques, pero no niños. La falta de relevo generacional es preocupante
En Negueira de Muñiz hay parques, pero no niños. La falta de relevo generacional es preocupante - CEDIDAS

Gobernar el municipio con menos habitantes

En plena montaña lucense está el municipio con menos habitantes de Galicia, solo 211. La construcción de un embalse aisló al pueblo en los 60. Ahora, su futuro está en la viña

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En el límite entre Lugo y Asturias, delimitado por montañas, se erige el municipio de Negueira de Muñiz. No es el concello más pequeño de Galicia y, sin embargo, es el que menos habitantes tiene. Sus vecinos suman un censo de 211 personas, la mayoría de ellas jubilados. Con un presupuesto de 700.000 euros anuales, el alcalde de la localidad, José Manuel Braña, responde como un resorte cuando se le pregunta cómo se gestiona un pueblo con tan pocos habitantes. «Con mucho cuidado», reconoce. Braña suma tres legislaturas a sus espaldas al frente de la Alcaldía de este municipio lucense, donde la campaña electoral se hace «puerta a puerta y casa a casa». «Aquí no hay mítines, ni pancartas, ni nada de eso.

Se va por las casas de los vecinos y se habla con ellos para saber lo que les preocupa, porque en Negueira nos conocemos todos y la campaña dura todo el año», explica.

La actual corporación municipal se reparte entre cuatro socialistas y un popular. De ellos depende el día a día de un pueblo sobre el que la sangría demográfica pesa como la espada de Damocles. Revertir su pirámide poblacional será el principal quebradero de cabeza del candidato que logre la Alcaldía, pero la labor no se antoja sencilla. Braña apunta tres obstáculos difíciles de encarar. El primero,la carencia de tejido empresarial que capte nueva población. El segundo, la falta de vivienda. El tercero, unas infraestructuras que —aunque mejoraron con respecto a décadas pasadas— «siguen siendo deficitarias».

A 30 minutos de urgencias

A día de hoy, los vecinos de Negueira de Muñiz están a algo más de una hora en coche de la capital lucense, de la que les separan 90 kilómetros. En el núcleo población hay un centro de primera asistencia médica pero, en caso de una urgencia hospitalaria, los vecinos deben desplazarse hasta A Fonsagrada, a media hora de trayecto. «La cosa ha mejorado porque yo recuerdo viajes a Lugo de casi dos horas. Pese a todo, seguimos necesitando mejoras», reivindica su alcalde, ligado generacionalmente al concello por su familia paterna.

La pérdida de población que convirtió a Negueira de Muñiz en el pueblo con menos habitantes de la Comunidad no responde únicamente a la escasa natalidad que afecta a toda Galicia. El problema viene de atrás y radica en la construcción de un embalse en la década de los 60. Las estadísticas revelan que en 1930, cuando se elaboró el primer censo de población, el municipio contaba con 1.534 habitantes. En 1981 eran ya 434 los habitantes, frente a los 286 del censo de 1991. El alcalde y aspirante a la reelección delimita el momento de la apertura del embalse como el punto de inflexión que marcó el devenir del pueblo. «En los sesenta se construyó un embalse en la cuenca del Navia y mucha gente abandonó el pueblo porque se quedaron prácticamente aislados en un núcleo que, ya de por sí, estaba alejado», expone Braña como origen de un problema que la emigración acentuó.

En el furgón de cola

Con la mirada puesta en un futuro incierto, el actual regidor de este pequeño municipio que lucha por sobrevivir ve en la viña una salida que podría remontar sus índices de población. «Es un sector que funciona y que sería un buen reclamo para la gente del rural, que no encuentra opciones en otros ámbitos», detalla. Pese a todo, Braña es realista y no aspira a abandonar el vagón de cola de los concellos con menos vecinos. «El siguiente en la lista es Ribeira de Piquín y tienen más de 700 habitantes, una meta imposible para nosotros», apunta sin perder la sonrisa.

Con la implantación de la Ley de reforma local a la vuelta de la esquina, el alcalde de Negueira reivindica la dedicación exclusiva de los alcaldes y un sueldo de una cuantía «suficiente». «Nosotros no somos oficinistas con horario de 8 a 3. Si un árbol se cae y corta una carretera, llaman al alcalde. Si alguien se pierde, llaman al alcalde. Si hay un accidente, llaman al alcalde», enumera Braña antes de retomar la particular campaña electoral que se vive estos días en Negueira.

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