Ángela Lobato posa para ABC en la playa de San Juan de Alicante
Ángela Lobato posa para ABC en la playa de San Juan de Alicante - JUAN CARLOS SOLER
DEPORTE FEMENINO

Ángela Lobato: Precisa visión de juego

Ángela Lobato progresa entre redes, arena y balones en el voley playa junto a su compañera de dupla Paula Soria

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Sobre la arena habla con honesta competitividad. Se muestra valiente y constante. Afronta cada punto con el necesario optimismo. No importa el rival, guarda una posición de inquebrantable garra. Y en ocasiones incluso se le escapa una sonrisa por duro que sea el encuentro, porque disfruta de su deporte. Ese gesto, el sonriente, lo mantiene en un discurso claro y afable para contar quién es y qué busca con Paula Soria, su pareja deportiva, en el voley playa. Ángela Lobato Herrero (Nerja, 22/4/1992) muestra siempre ese punto de guerrera, que mezcla con una fina técnica de control de balón, minimizando la diferencia física frente a rivales poderosas en este campo, al tiempo que empasta a la perfección con su compañera Paula.

«Somos como la noche y el día en algunas cosas, pero precisamente por eso creo que formamos una pareja tan buena y nos entendemos tan bien en el campo. Cuando una está más acelerada, la otra le relaja; cuando una anda baja, la otra le sube», cuenta respecto a la dupla que forma con la alicantina, con la que se cruzó por primera vez, pero como rival, en un campeonato de España sub’17. Pasado el tiempo, este año se coronaron en categoría absoluta juntas.

A Ángela le inculcaron los valores del deporte desde casa. A tierna edad, cogía la raqueta para jugar a tenis con su padre como maestro. Con 12 años, casi por casualidad, se inició con una de sus mejores amigas en voleibol en pista. La playa entonces quedaba como un juego de verano. Cuatro años después, a través del club de Nerja, participaron en campeonatos de voley playa de Málaga, de Andalucía y de España: «Ganamos los tres. No sabría explicar ni cómo lo hicimos. En ese campeonato nacional, me vieron ojeadores de la selección y empezaron a llamarme para concentraciones».

Poco después, la selección vio una oportunidad uniendo a Ángela y Paula. «Me llamaron para ir al Centro de Tecnificación de voley playa en Tenerife. Tenía la posibilidad también de acabar allí Bachiller. Pese a que era un año complicado, me fui. La verdad es que no me costó adaptarme por lo mucho que me gusta este deporte», cuenta. A Paula la vio por primera vez en aquel campeonato de España sub’17 que disputó. Se midieron en semifinales. Ganó Ángela y su pareja. La temporada siguiente se volvieron a cruzar. En esa ocasión Paula le devolvió la moneda de madera y ganó. El caso es que la federación les propuso unirse en Tenerife.

«Nos faltaba mucho que aprender a las dos. Teníamos un margen de mejora enorme. Progresamos juntas y ese año ya ganamos juntas el campeonato nacional de nuestra categoría. Ya en aquellos tiempos te dabas cuenta de que lo que comenzó como un juego, iba siendo algo más serio», recuerda.

Continua evolución

No obstante, hubo un paréntesis de Ángela tanto con el voley playa como con Paula. Cuestión de estudios. La malagueña priorizó ante todo poder comenzar sus estudios de INEF, pero no fue en la isla. La UCAM Murcia, donde podía desarrollar esos estudios, le fichó además para el equipo de voleibol pista para competir en Superliga. «Fueron dos años. No toqué mucho el voley playa. Lo aparqué bastante. Pero al cabo de esos dos años, hablé con Paula y me fui a Alicante donde empezamos de nuevo», explica. El progreso es evidente. Y como referencia tienen a Liliana Fernández y Elsa Baquerizo -«son un ejemplo enorme de profesionalidad y de cómo hacer las cosas; les admiramos»-.

«Una cosa que veo que tenemos buena es que mejoramos mucho cada año. Veo diferencia de un año a otro. No sabemos hasta dónde vamos a llegar, porque seguimos evolucionando. Esa es la chispita que tenemos de que pensamos: ‘Al año que viene mejor’. Y, de hecho, cada año vamos haciéndolo», mantiene. La dupla, ganadora este año del campeonato de España absoluto, ya suma dos temporadas creciendo en el circuito europeo y también en el mundial.

Cualquier deportista tiene por reto llegar a unos Juegos Olímpicos. Pero Ángela prefiere ir pasito a pasito, con los pies sobre la arena: «Estamos llevando un buen camino, pero lógicamente es muy difícil. Ya nos vamos midiendo a equipos muy fuertes, que están ahí arriba en el ranking mundial, y plantamos cara, aunque no seamos ni las más fuertes, ni las más altas».

Significa la malagueña respecto a su juego que «tenemos, respecto a muchos equipos, bastante control de balón. Es lo que se llama construcción de recepción, colocación y ataque. No tenemos un bloqueo muy alto y un remate ultrafuerte, pero sí control y visión de juego. Pero sobretodo mucha garra. No damos un balón por perdido».

Progresan. Siguen adelante. Sin bajar los brazos. Ensueña Ángela con poder hacer grandes cosas en el voley playa, del que dice que «es lo que me hace feliz, lo que me gusta y lo que creo que se me da bien. Tenemos que aprovechar el intentar llegar lo más alto posible».

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