verano en castilla y león

Tesoros regionales para visitar bajo tierra

Cuevas como Valporquero, Enebralejos o Palomera ofrecen una visita a auténticas catedrales naturales

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No todas las grandes joyas turísticas de la Comunidad se encuentran al nivel del suelo, y son muchos los recónditos espacios que cada vez buscan aprovechar más el tirón del turismo rural para fomentar unas experiencias diferentes bajo tierra. Castilla y León cuenta con multitud de grutas y cuevas excavadas de forma natural por la erosión del agua y la tierra a lo largo de cientos de miles de años y que han originado auténticos museos naturales ajenos a la mano del hombre. Formaciones calcáreas, estalactitas, piscinas naturales, toboganes subterráneos y un sinfín de senderos que se adentran allá donde la luz del sol no se atreve a penetrar.

La más famosa de Castilla y León, y una de las más conocidas a nivel nacional, es la Cueva de Valporquero, en León.

Esta catedral natural, reconocida por sus formaciones de estalactitas y estalagmitas, se originó hace un millón de años gracias a las filtraciones acuáticas del arroyo de Valporquero. Su recorrido discurre por distintas estancias dentro de este enorme museo como las Pequeñas Maravillas; la Gran Rotonda; el Cementerio estalactítico; la Gran Vía; la Columna solitaria; o las Maravillas. Cada una de ellas cuenta con diversas formaciones geológicas que han impulsado desde hace años las visitas a este templo subterráneo.

En Revilla de Pomar, Palencia, se encuentra la Cueva de los Franceses, otra gruta bajo tierra que cuenta con más de 500 metros visitables. Esta recibe su particular nombre debido a que en la Guerra de la Independencia de 1808 su interior se utilizó de improvisada fosa común para esconder los cuerpos de los soldados galos fallecidos en la zona.

Por otra parta, en Puras de Villafranca, Burgos, la Cueva de Fuentemolinos ofrece más de cuatro kilómetros de recorrido atravesando grutas cuyo origen se remonta hasta hace 35 millones de años. Está divida en tres plantas en las que destaca su río subterráneo, así como las diversas formaciones que el paso del tiempo ha ido generando para deleite de los intrépidos que visitan sus estancias.

En Prádena, Segovia, se encuentra una de las cuevas más antiguas de la región: Los Enebralejos. Con más de cuarenta años de antigüedad y 600 metros de recorrido visitable, en el interior se han descubierto vestigios de la edad del Cobre como pinturas y una necrópolis.

Por último, la Cueva Palomera, en Burgos, es una de las grutas más conocidas de la región. Escondida en el Monumento Natural Ojo Guareña, es una de las cuevas más grandes de España y del mundo, y su interior, tallado como un laberinto, ofrece una gran variedad de formaciones geológicas.

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