al pairo

Manoletinas

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Como a estas alturas no es de recibo jugar a hacer de bruja Lola y ponerse a adivinar un futuro que ya es presente -toro pasado-, hagamos unas sencillas reflexiones, a modo de manoletinas, sobre lo que han supuesto, independientemente del resultado, los comicios de ayer. Empecemos por los partidos emergentes, llamados a ser la gran sorpresa del momento. Si como era de prever, su ascenso, sobre todo en el caso de Ciudadanos, ha sido fulgurante, hasta el punto incluso de haberse convertido en pieza clave para la gobernabilidad en muchos lugares y administraciones, la tarea más importante será la de no defraudar la ilusión y la esperanza de los otros ciudadanos, los que han votado. Y para ello deberían empezar por depurar unas listas y candidaturas en las que la precipitación ha encubierto demasiadas cosas.

En el caso del PSOE, habremos visto si la semirrenovación de caras y la inyección de savia nueva han sido una sabia decisión de Ferraz o, por el contrario, han acabado de hundir un partido que, desde que basculó en exceso hacia la izquierda, no ha hecho otra cosa que descender en picado. La renovación, tan deseada por la ciudadanía en general, no es sólo cuestión de un cambio de caras, sino también de un cambio de perfiles. No se trata de renovar el desastroso zapaterismo con más zapaterismo. Aquí la fórmula peronista no funciona.

Y en cuanto al Partido Popular, sea cual haya sido el resultado, en ningún caso podrá estar complacido ni contento, salvo que haya renovado una holgada mayoría, cosa harto improbable. Pero aun así, el mensaje de los ciudadanos viene siendo claro desde hace mucho tiempo: se necesita con urgencia una verdadera catarsis estructural y humana en un partido demasiado acomodado y acomodaticio, al menos por estos lares. No nos olvidemos de que en noviembre hay que volver a torear, y en plaza más grande.

Ver los comentarios