El profesor Juan Andrés Oria de Rueda, Premio Protección del Medio Ambiente

«Acabo de tener hace meses un niño y parece que ha venido con un pan debajo del brazo», bromea Juan Andrés Oria de Rueda por teléfono un par de horas después de haber conocido que es el nuevo Premio Castilla y León de Protección de Medio Ambiente. Ya más serio, reconoce que para él supone «una grandísima alegría», sobre todo cuando echa la vista atrás y ve el elenco de galardonados en anteriores ediciones, entre los que se encuentra Miguel Delibes Castro, Ricardo Díez Hochleitner o los propios agentes medioambientes y forestales algunos de los cuales, seguramente, pasaron en su día por el aula de este profesor de la Universidad de Valladolid.

«Es un reconocimiento a todo un conjunto de años trabajando no solo, sino con todo un equipo de colaboradores extraordinario», sostiene haciendo extensivo el reconocimiento a todo ese equipo con el que siempre ha trabajado para sacar adelante «todos los libros sobre bosques y setas», así como sus exhaustivas investigaciones sobre la naturaleza y los hábitat «que tenemos la suerte de tener en Castilla y León».

Su excelencia académica -25 años ligado a la Universidad de Valladolid-, su arraigo con Castilla y León y la trascendencia divulgativa y científica de su obra, «con la que ha alcanzado un conocimiento exhaustivo del territorio castellano y leonés» le han valido a Oria de Rueda este reconocimiento. Para este profesor del departamento agroforestal de la UVA, es imprescindible compaginar el desarrollo del medio rural, tan ligado al medio ambiente, con su respeto. «Por ejemplo -expone-, con el tema micológico, si se restringiese la entrada al ser humano disminuiría su diversidad y producción». Por ello, ve ejemplar el aprovechamiento micológico que se está desarrollando en Castilla y León, que tiene la suerte de disponer de «una de las extensiones naturales mayores en una región europea». «Esta Comunidad no sólo es la más grande y productiva en setas, sino que los poderes públicos y las empresas han tomado cartas en el asunto para que el aprovechamiento sea juicioso y correcto», defiende el experto.

De hecho, añade que hace poco en unas jornadas que tuvieron lugar en Montpellier (Francia), donde se dieron a conocer todas las medidas de gestión y conservación micológica que se hacen en Castilla y León, éstas resultaron ser «un ejemplo admirado» para países considerados de los más respetuosos del mundo con el medio ambiente como Suiza, Francia o Canadá. «Me dio una gran satisfacción porque a todos los niveles hay mucha preocupación por la conservación de la naturaleza y que creo que en Castilla y León se está consiguiendo».

Tan defensor del medio rural como de la naturaleza, este profesor considera que aún hay un «desprestigio social» del que vive fuera de la ciudad, cuando debería ser «algo muy positivo». Por ello considera que el asentamiento en los pueblos debería contar con más apoyos, «incluso publicitariamente».

También escritor, fue el primer zamorano en publicar un poemario asturleonés porque considera que la recuperación de las lenguas también «es una forma de defender el territorio». «Tenemos una riqueza muy grande en nuestra cultura popular y hay que darla a conocer porque es valiosísima. A veces tenemos conciencia de que lo nuestro es poca cosa o despreciable. El desprestigio de vivir en el ámbito rural está ligado a una falta de consideración respecto a lo nuestro. Saber que es muy valioso ayudaría a prestigiarlo», sostiene recordando que en la gestión tradicional de los bosques de León y Zamora siempre había un respeto «extraordinario por su conservación».

El jurado de los galardones estuvo compuesto por José Carlos del Álamo, decano del colegio de Ingenieros de Montes de Madrid; Amelia Ramos, presidenta de FAFCYLE (Federación de Asociaciones de Forestales de Castilla y León); Manuel José Gayoso, catedrático de la Universidad de Valladolid; Enrique de la Viuda, director SER Castilla y León; Eduardo Álvarez, director RTV Castilla y León y Carlos Travesí como secretario del jurado.