Viviendo en San Borondón

Los sueldos de los políticos (II)

Cuando eso sucede y el presunto finado arrastra votos, es contratado por otro partido o funda uno nuevo

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COMO se comentaba en la primera parte de este artículo, en las campañas electorales siempre irrumpe con fuerza el asunto de los sueldos de los políticos. Y es, sin sombra de duda, un terreno abonado para la demagogia, sobre todo entre los candidatos de partidos que se presumen no ganadores, aunque luego por mor del pasteleo en los despachos, que no en las urnas, acaben aupados a cargos públicos, por elección o por designación. Y es entonces cuando empiezan a decir Diego en donde antes gritaban muy indignados digo.

Los mítines de Podemos son un clarísimo ejemplo de cómo manipular a las gentes, estimulándoles adecuadamente dos de los pecados cardinales típicos de los españoles, hay quien afirma que puestos expresamente por Dios para intentar corregirnos, cuales son la envidia y la avaricia.

Dicen que quieren practicar el igualitarismo, pero no ayudando a progresar a los más desfavorecidos, cuyos votos quieren comprar inculcando el rencor envidioso, sino haciendo descender a los más favorecidos, fueran cuales fueran las razones de su posición, incluso si se deben al propio esfuerzo y a un trabajo duro y acertado. Los tachan de avaros feroces y chupasangres. Noemí Santana, la podemita en el Parlamento de Canarias, fija arbitrariamente en tres veces el salario mínimo interprofesional su sueldo justo. Eso sería excesivo si resultara ser una mediocridad, o muy bajo en caso contrario. Pero la realidad es que ella y los suyos cobran laicamente el sueldo íntegro asignado por imperativo legal, eso cuentan ellos. El excedente de lo que estiman justo por sus esfuerzos y conocimientos, dicen destinarlo a sus pompas y a sus obras, aunque no ahorre un solo euro a los contribuyentes.

Qué lamentable, penoso y cansino es oírles una y otra vez culpar de los males de Canarias a los elevados sueldos que cobran nuestros políticos en lugar de a su nefasta gestión y a haber potenciado una economía tan subsidiada que es incapaz de subsistir sin privilegios. Por ejemplo, cuando dicen que hay un exceso de construcción turística, nunca denuncian la responsabilidad del desaguisado a las subvenciones graciables, regalos de dinero público vía incentivos regionales y otras arbitrariedades similares. Puro intervencionismo de los políticos, fuente de toda corrupción, para impedir que funcione libremente la economía de mercado y que sean los inversores los que decidan en qué campos deben meter su propio dinero y asumir sus propios riesgos. Y es para gestionar adecuadamente este gran suicidio económico a medio plazo, cual es cercenar y adulterar el encaje libre de la oferta y la demanda, por lo que los partidos políticos dicen que Canarias necesita políticos bien pagados.

Pero ¿qué significa eso de estar bien pagado? ¿Cuál es el nivel aceptable, quién fija la vara de medir? A mi entender, no creo que sean las preguntas correctas para remediar nuestros males. No existe forma humana, es de imaginar que tampoco divina, de contestar con fundamento a tales preguntas. En muchas actividades de la vida, normalmente ajenas a la política, pueden establecerse criterios racionales y revisables por productividad. Es la ley de la oferta y la demanda la que fija los emolumentos de los profesionales competentes. También debería servir para mandar a trabajar, con el sudor de su frente, a los incompetentes.

Pero en el mundo de la política, las empresas públicas y organismos similares, no es así, porque los políticos son en realidad profesionales de «lo público», sin que importen demasiado las ideologías. Por eso existen entre ellos los enemigos, que al decir de Churchill son los compañeros de partido que los apuñalan para dejarlos sin nómina. Cuando eso sucede y el presunto finado arrastra votos, es contratado por otro partido o funda uno nuevo.

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