confieso que he pensado

Y todo sigue igual

El PSOE, igual que CC, PP o incluso Podemos en realidad ofrecen a la sociedad lo que la sociedad demanda. Probablemente porque no nos merezcamos nada mejor

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En Canarias, como en el resto de España, da la impresión de que nos hallamos inmersos en una etapa de grandes cambios políticos, acaso la más trascendente desde la llegada de la democracia.

La proliferación de casos de corrupción en organismos públicos y partidos ha desembocado en el surgimiento de nuevas organizaciones partidistas, la más relevante de las cuales es Podemos. De forma paralela, las formaciones políticas dominantes han emprendido un tímido proceso de renovación -en algún caso extremadamente tímido- para hacer frente a los cambios que, cuando menos en teoría, reclama la opinión pública.

Sin embargo, por mucho que nos pese, basta un somero vistazo a la realidad para cerciorarnos de que tales cambios se quedan en una mera declaración de intenciones.

Es el caso de la recién estrenada candidata del PSOE a la Presidencia del Gobierno de Canarias, Patricia Hernández, cuya primera experiencia propagandística, un video en el que reivindica la elevada preparación de los jóvenes de las islas y la necesidad de hacer lo posible para que cuenten con oportunidades, se queda en eso, en una suerte de llamamiento a la nada.

A buen seguro que CC, PP o Podemos harían suyo, de principio a fin, el mensaje de la candidata socialista, pero el mensaje es sólo una parte, y no necesariamente la más importante. Lo relevante es: ¿qué va a hacer Patricia Hernández para convertir al archipiélago en un paraíso del empleo juvenil? ¿Proyecta darlo a conocer en otro video?

Pero Hernández y el PSOE no obran de forma distinta a los nacionalistas, a los populares o a Podemos -formación que se ha convertido en una suerte de adalid de una nueva manera de hacer política-.

Todos ellos se quedan en las formas, en qué se debe hacer, en explicar cómo deberían ser las cosas, pero el cómo, la fórmula para lograr tan importantes avances y mejoras, permanece oculta, y contamos con sobrados motivos para sospechar que el principal motivo es el total desconocimiento acerca de cómo proceder, o acaso la convicción de que aquello que, en su opinión, se debe hacer, no responde a las expectativas de un electorado que adolece de capacidad reflexiva y se muestra tan permeable a los golpes de efecto como escasamente dispuesto a escuchar planteamientos políticos de altura.

Nos hallamos en una etapa histórica dominada por la inmediatez y la brevedad, en la que los discursos políticos han sido sustituidos por los lemas publicitarios, y esa es la tendencia que ha dominado las últimas décadas y, por lo que se ve, se mantiene vigente.

El PSOE, igual que CC, PP o incluso Podemos -perfecto ejemplo de que las formas predominan sobre el fondo-, en realidad ofrecen a la sociedad lo que la sociedad demanda. Probablemente porque no nos merezcamos nada mejor.

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