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El Arzobispado de Zaragoza admite el pago de 60.000 euros netos al diácono de Épila

Justifica el polémico abono y abre una investigación sobre el supuesto acoso sexual que el joven dijo haber sufrido

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El Arzobispado de Zaragoza ha admitido haber pagado 60.000 euros netos (105.000 brutos) al diácono de 27 años que dijo haber sufrido acoso sexual por parte del párroco al que estaba asignado, quien tras negar esas acusaciones le ha denunciado por calumnias.

El caso ha coincidido con la sorpresiva renuncia al cargo de arzobispo de Zaragoza que monseñor Manuel Ureña hizo pública el pasado día 12. Fuentes eclesiásticas han indicado que ese pago al diácono motivó la marcha de Ureña, forzado por el Vaticano tras comunicarle lo ocurrido desde el propio entorno del arzobispo. De hecho, escasos días antes de hacer pública su dimisión, Ureña viajó a Roma para firmar su renuncia ante el Papa.

A través de un comunicado, el actual administrador de la Archidiócesis de Zaragoza, Manuel Almor, —máximo resopnsable del Arzobispado desde que reununció Ureña— no ha desmentido abierta y expresamente que el caso del diácono esté relacionado con la marcha de Ureña, aunque se ha limitado a indicar que la renuncia fue presentada formalmente «por motivos de salud», tal y como el arzobispo emérito argumentó públicamente hace un par de semanas.

El ya exdiácono, Daniel Peruga Martí, pactó con Ureña recibir 60.000 euros netos como indemnización por dejar su carrera eclesiástica y para ayudarle en su nueva etapa como seglar. Un pago que pactaron tras haber decidido el arzobispo no ordenarle sacerdote, a raíz de informes negativos emitidos al respecto por el párroco de Épila, Miguel Ángel Barco López —a cuyo cargo estuvo durante casi dos años— .

Horas después de que este miércoles saltara la polémica, el sacerdote de Épila presentó en el cuartel de la Guardia Civil de la localidad una denuncia por calumnias contra el exdiácono, denuncia que ratificó este jueves en presencia de abogado para que se abran diligencias judiciales contra el joven.

Miguel Ángel Barco negó que hubiera protagonizado situación de acoso sexual ni abuso alguno sobre Daniel Peruga, y ha recordado que éste siguió como diácono durante seis meses tras abandonar la parroquia de Épila. Se trasladó a la iglesia parroquial de La Almozara, en Zaragoza capital.

En el comunicado emitido este jueves, el Arzobispado no se pronuncia sobre esas contradictorias versiones de acoso, no toma partido alguna al respecto entre el párroco y el exdiácono, y tampoco da por zanjado el asunto. Manuel Almor indica que el Arzobispado «ha iniciado las investigaciones necesarias para el esclarecimiento de estos supuestos hechos y la determinación de las responsabilidades a las que hubiera lugar».

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