Vista de la plaza de Colón durante la consulta popular convocada por la oposición venezolana
Vista de la plaza de Colón durante la consulta popular convocada por la oposición venezolana - REUTERS

Los venezolanos en España votan en masa contra Maduro

Aunque escépticos con los efectos políticos inmediatos de la consulta, confían en que se convierta en un símbolo del descontento popular contra el gobierno

MADRID Actualizado: Guardar
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Cientos de venezolanos guardaban cola a 36º de temperatura para depositar su voto en alguna de las veinte mesas dispuestas en la puerta del Sol, tomada desde la calle Carretas hasta la calle Preciados por hileras de niños, jóvenes y ancianos sentados en taburetes y protegiéndose bajo sombrillas. Hasta cuarenta minutos de espera para participar en una consulta en la que nadie tenía depositadas muchas esperanzas, «pero no hay peor lucha que la que no se hace», dice José Vilorio, de 35 años y que hace dos meses vino a España huyendo de la inseguridad en su país.

Más de 10.000 venezolanos ya habían votado ayer al ecuador de la jornada en Madrid, donde se colocaron cuarenta mesas repartidas entre Sol y Colón.

Otros ochenta puntos de votación estuvieron operativos en toda España para acoger las papeletas de los más de 60.000 venezolanos que residen en nuestro país. La asistencia a las urnas fue masiva, al igual que el escepticismo que todas las fuentes consultadas por este diario.

«Entre nosotros, esta consulta no va a llegar a ninguna parte, no va a servir para nada», confiesa Alirio Infante, artista plástico de 67 años que apenas lleva veinte días en España tras volverse insoportable la persecución a la que se vio sometido por su obra, «muy crítica con el Estado y con el gobierno». Ahora prepara una exposición que titulará «Venezuela: inocencia e ignominia», sobre «el conflicto que existe entre el pueblo y el gobierno».

Alirio Infante, 67 años, artista plástico
Alirio Infante, 67 años, artista plástico - ABC

Desobediencia civil

Aunque la confianza en los efectos políticos inmediatos de la consulta era nula, muchos de los asistentes preferían tomarla como un símbolo para canalizar todo el descontento con el proyecto autoritario de Maduro. Así Yanis Abanhassan, médico exiliado hace cuatro meses tras el persistente acoso por parte de «grupos comunitarios» progubernamentales que llegaron a atracarle y a hacerle imposible el desempeño de su profesión: «toda la simbología tiene más peso que una protesta con acciones violentas».

Mitzy Capriles apareció en la puerta del Sol con una foto de su marido preso y una camiseta con el lema «Liberen a Ledezma». Antonio Ledezma, exalcalde de Caracas, lleva dos años y cinco meses privado de libertad, primero recluido en la prisión militar de Ramo Verde y luego bajo arresto domiciliario por motivos médicos. El presidente Maduro le acusó por televisión de tomar parte en un complot para derribar al gobierno. «Estamos haciendo un acto de desobediencia civil que nuestra constitución contempla y que será el comienzo de la nueva Venezuela sin dictadores».

Mitzy Capriles, 67 años, opositora venezolana
Mitzy Capriles, 67 años, opositora venezolana - REUTERS

Personalidades de la política venezolana pasaron por Sol para participar en una consulta cuyo carácter vinculante o no es motivo de litigio entre gobierno y opositores. Chúo Torrealba, secretario general hasta hace unos meses de la Mesa de Unidad Democrática (MUD), una coalición de partidos disidentes, defendió el carácter vinculante de «una consulta en la que votan millones de personas frente a la constituyente de Maduro, que es una fiesta privada en la que solo entran los suyos».

Abanhassan recuerda que lo allí están pidiendo es que se respete la constitución impulsada por Hugo Chávez y aprobada en referéndum en 1999. «Es una constitución chavista, pero respeta los valores básicos, algo que no hace la Constituyente de Maduro». El hartazgo con el sucesor de Chávez es notorio, y su nombre se oye en Sol acompañado de «terrorista», «asesino», «dictador». De cuando en cuando, De cuando en cuando, la plaza arranca a corear un «y va a caer, y va a caer...¡el gobierno va a caer!» y ondean banderas nacionales.

Muchos venezolanos que esperan su turno apenas llevan meses, incluso semanas en nuestro país. Las cifras respaldan esta impresión, pues datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) demuestran un incremento del 26,2% en los venezolanos residentes en España durante el último año, siendo el grupo de extranjeros con mayor crecimiento en dicho periodo. Algunos no han dejado atrás las precauciones propias de un país donde la persecución política es un acontecimiento rutinario. Piden credenciales de prensa antes de responder o salir en una foto: no quieren posar para la embajada.

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