Seehofer inaugura el nuevo Ministerio del Interior y de la Nación alemana

El Gabinete de Merkel recurre al término «Heimat» para que no se lo apropie la extrema derecha

Seehofer y Merkel en una reunión de la CSU REUTERS

ROSALÍA SÁNCHEZ

El ya expresidente de Baviera y ministro de Interior, Horst Seehofer , protagonizó ayer la principal anécdota de la presentación del acuerdo de gran coalición al restar importancia al renombramiento de su cartera. Ahora incluye la palabra «Heimat», que puede traducirse por hogar o nación y que el New York Times ha traducido alarmado como «patria». «Yo ya fundé un Museo de la Patria… digo un Ministerio de la Patria en Baviera», fue el lapsus con el que arrancó una carcajada en la sobrepoblada rueda de prensa y que relajó el tono de las preguntas sobre los cambios en la cartera, que no parece ir más allá de recuperar la palabra «Heimat» para los grandes partidos, en lugar de permitir que se la apropie la formación anti europea y anti extranjeros Alternativa para Alemania (AfD).

Uno de sus presidentes, Alexander Gauland, convocaba a los medios apenas se presentaba el nuevo gobierno para hacer chanza de los nuevos ministros. «El único salvable es Jens Spahn », dijo al referirse al nuevo ministro de Sanidad, procedente del ala más a la derecha de la CDU, «y hay que decir que nos debe la cartera a nosotros». Ridiculizaba así que Merkel haya buscado un perfil muy a la derecha para incluirlo en su gobierno y hablaba abiertamente del daño que Spahn habría seguido haciendo a la canciller con sus críticas a la política de refugiados . «Podría pertenecer a nuestro partido por sus ideas, pero nosotros jamás lo habríamos encerrado en un Ministerio desde el que no puede hacer nada, le habríamos dado al mejor», dijo para aumentar la provocación.

En las últimas horas, Spahn ha saltado la valla de Sanidad para meterse en jardines ajenos, haciendo declaraciones sobre asuntos sociales e inmigración, asegurando que «Hartz IV no significa pobreza», en referencia a las ayudas sociales de larga duración, lo que augura que, además de AfD, la gran coalición tendrá que lidiar con al menos un ministro díscolo. En la anterior legislatura fue Horst Seehofer, desde Baviera, la piedra en el zapato de Merkel. En esta que empieza ahora, fue neutralizado por su propio partido, la CSU, pero tampoco faltará en sus propias filas algún cilicio para la canciller alemana.

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