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Varios niños de Alepo comen pan mientras esperan a ser evacuados - REUTERS

El pulso entre Irán y Al Qaida marca la agonía de la evacuación final

Una niña de siete años hace estallar su chaleco explosivo en una comisaría de policía del centro de Damasco y mata al menos a tres personas

DAMASCO Actualizado: Guardar
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La evacuación de los barrios del este de Alepo se ha convertido en un pulso en toda regla entre Irán y Fatah Al Sham, el brazo de Al Qaida en Siria. Después de la marcha el jueves de 9.000 personas, combatientes y sus familias, según Rusia, ayer por la mañana se detuvo la salida de autobuses, se obligó a dar la vuelta a un convoy que ya estaba a punto de abandonar la zona y el Gobierno sirio anunció la «suspensión» de la evacuación porque los opositores «violan el acuerdo». Los medios oficiales acusaron al enemigo de camuflar a secuestrados entre los civiles, sacar armas pesadas y hasta de atacar con morteros el barrio de Ramusa, por donde salen los autobuses… acusaciones negadas desde el bando opositor, que señaló a Irán como el único culpable y denunció que sus milicianos bloquearon la ruta de salida y dispararon contra los vehículos.

El acuerdo alcanzado el martes por Rusia y Turquía se olvidó de incluir a las localidades de Foua y Kefraya, una exigencia de Irán, la gran potencia chií regional y en esta guerra aliado del presidente Bashar Al Assad, que no olvida a los 20.000 chiíes de estos dos lugares de la provincia de Idlib que viven gracias a la ayuda que les lanzan desde el aire. Por este motivo el acuerdo no entró en vigor hasta que los opositores aceptaron incluir la evacuación simultánea de los enfermos y heridos de ambas aldeas cercadas por el frente Fatah Al Sham. Hay 4.000 civiles a la espera de tener la luz verde de los yihadistas para poder superar el cerco. Los hombres de Al Qaida habrían dado el visto bueno, pero ahora se necesitan coordinar los movimientos en los dos puntos para que ambas partes vean que se están cumpliendo las salidas acordadas. Solo entonces se reanudarán los movimientos, pero parece que el acuerdo no tiene marcha atrás.

Iraníes, rusos, turcos, Hizbolá, sirios… cada uno dice una cosa diferente y ofrece cifras distintas sobre de Alepo, ciudad que la ONU califica de «infierno» y en cuyos barrios del este quedarían aun 40.000 civiles. Muchos de ellos pueden optar por quedarse, si así lo desean, tras regularizar su situación con el Gobierno, que cuatro años después recupera el control de toda la ciudad. El organismo internacional «lamenta mucho la suspensión de la operación», en palabras de su secretario general, Ban Ki-moon, aunque no pinte nada en una evacuación donde la única supervisión internacional es la de iraníes, en la sombra, y rusos. Los representantes de agencias como la Organización Mundial de la Salud (OMS) fueron invitados el jueves por Rusia a asistir a la salida de los opositores, pero tras la suspensión de los movimientos les pidieron que abandonaran la zona.

En medio de la confusión general, en la que cada uno mira por su propia agenda, al menos se respetó una jornada más el alto el fuego durante un viernes en el que muchos alepinos aprovecharon para cruzar la línea que hasta ahora partía la ciudad en dos y acudir a ver el estado de sus casas en el otro lado, o lo que queda de ellas.

Conferencia de paz

El presidente ruso, Vladimir Putin, se apuntó la victoria militar en Alepo y reveló que «el siguiente paso es lograr un acuerdo de alto el fuego en todo el país». Putin quiere seguir ganando peso en el conflicto y propuso la celebración de una nueva conferencia de paz entre régimen y opositores. En lugar de Ginebra, sede de las anteriores cumbres apadrinadas por la ONU, que fueron un rotundo fracaso, el mandatario ruso planteó la opción de Kazajistán. La oposición en el extranjero, apadrinada por Occidente, Turquía y los países del Golfo, mostró sus disposición a participar en el encuentro «si existe la intención de entablar conversaciones para una auténtica y genuina transición», declaró el ex primer ministro del régimen y ahora líder político opositor, Riad Hiyab.

La presencia rusa sobre el terreno es muy visible y en la operación de evacuación sus soldados están en el punto principal de salida. En el hotel de cinco estrellas donde la ONU ha establecido su cuartel general también se puede ver a uniformados rusos… todo lo contrario de lo que ocurre con iraníes o milicianos de Hizbolá, tan invisibles como imprescindibles en una línea del frente repleta de sus eslóganes contra Estados Unidos o Israel.

Con toda la atención mediática en Alepo, el terror volvió a golpear en Damasco. Una niña de siete años entró en una comisaría del barrio de Al Midan y tras decir a los agentes que se había perdido detonó la carga del cinturón de explosivos que llevaba adherido al cuerpo, según revelaron medios sirios. Al menos tres personas murieron y otras cuatro resultaron heridas en este ataque que recuerda a las autoridades que, pese a todos los puestos de control, los grupos yihadistas tienen su ojo puesto en la capital porque saben que es donde sus golpes van a tener mayor repercusión.

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