Diputados laboristas advierten de que vetar a Trump en Gran Bretaña «lo convertiría en mártir»

Tras el asesinato por radicales islámicos de catorce personas en San Bernardino (California), el precandidato republicano Donald Trump, de 69 años, manifestó que no se debería dejar entrar a musulmanes en Estados Unidos. La polémica propuesta del multimillonario neoyorquino, que encabeza las encuestas en las primarias del partido republicado de cara a las elecciones de noviembre, ha cruzado el charco y ha llegado al Reino Unido.

Más de medio millón de británicos (574.000) han firmado una petición para que se prohíba a Donald Trump entrar al país. Toda petición con más de cien mil firmas debe ser tomada en consideración por el Parlamento de Westminster. Así que en la tarde del lunes se ha reunido una comisión para debatir el asunto, en una sala pequeña fuera de los Comunes y sin votación, pues la decisión final queda en manos del Gobierno.

En general se percibió un tono más bien favorable a dejar entrar al magnate para no molestar a los estadounidenses, pero dejando claro que la figura de Trump no merece el respeto ni de la derecha ni de la izquierda británicas. El debate apasionó a sus señorías, pese a que no tienen la potestad de decidir, porque duró tres horas.

El diputado laborista Paul Flynn advirtió que vetar a Trump lo convertiría en «una víctima, un mártir». A su juicio sus ideas deben ser combatidas «con cortesía», porque de lo contrario se corre el riesgo de hacerle aún más publicidad.

El conservador Andrew Murrison lo tildó de «figura ridícula», pero advirtió que prohibir su entrada supondría «un enorme desaire para Estados Unidos», porque es uno de sus aspirantes a la presidencia.

Otro tory, Edward Leigh, recordó que en numerosas ocasiones se ha recibido en el Reino Unido «a déspotas que han hecho mucho más daño del que Trump podría soñar».

Voces en contra

También hubo voces en contra, en ambos casos de sendos diputados de la minoría musulmana, una del SNP escocés y otro un laborista. La nacionalista escocesa Tasmina Admedsheik recordó que en Reino Unido ha prohibido entrar a 84 personas por fomentar el odio y pidió que Trump sea el 85, porque «atenta contra la armonía religiosa».

La decisión final la tomará Cameron, claramente partidario de dejarlo visitar el país.

La compañía que mantiene Trump en Escocia emitió un comunicado en el que lamenta que los diputados pierdan el tiempo con él, «en lugar de atender a los problemas de la economía británica y escocesa». Califican la propuesta de vetarlo de «peligroso y ridículo precedente».