Protesta por la muerte de civiles durante el toque de queda en el este de Turquía
Protesta por la muerte de civiles durante el toque de queda en el este de Turquía - AFP

Más de mil académicos turcos critican las operaciones militares contra los kurdos en el este

Todos los firmantes afrontan una investigación judicial por supuesta propaganda terrorista

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"Un grupo que se llama a sí mismo académico ha emergido para lanzar odio contra nuestro Estado y contra nuestra nación al tomar partido públicamente por la organización terrorista”. De esta manera se refería ayer el presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan a la carta firmada por 1.128 académicos de 89 universidades turcas en la que criticaban los toques de queda militares que todavía se mantienen en amplias áreas de las ciudades de Diyarbakir, Cizre y Silopi.

La misiva ha sido secundada por más de 300 investigadores y universitarios extranjeros, entre ellos el mediático Noam Chomsky. A todos ellos acusa Erdogan de “propaganda terrorista” y de posicionarse con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), organización considerada terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea.

Los académicos piden que se instaure de nuevo la paz en las regiones del este del país, de mayoría kurda, y acusan al Ejecutivo de cometer una “masacre deliberada” y forzar la “deportación” de la población local.

Erdogan, que ha equiparado hacer propaganda de una organización terrorista con cometer atentados, ha acusado a los firmantes de ser “una quinta columna” dentro del país y de actuar con “mentalidad colonialista”. No obstante, los arrebatos verbales del presidente no son los únicos problemas que afrontan, pues los órganos judiciales han empezado a tomar cartas en el asunto. Diversas fiscalías del país han puesto en marcha una investigación para determinar si los académicos han cometido un delito de “propaganda terrorista”. Y no solo eso, pues muchas de las universidades también han lanzado sus propias consultas administrativas.

Las denuncias de los académicos también han suscitado la ira de Sedat Peker, una controvertida figura en Turquía, quien en el pasado ya fue condenado por pertenecer al crimen organizado. "Nos ducharemos con vuestra sangre”, llegó a decir Peker. La fiscalía ha abierto una investigación contra él por estos comentarios.

Barrios sitiados

Por otra parte, los firmantes de la carta a favor de la paz también han recibido el apoyo de otros colectivos turcos, como el de los periodistas. Más de 100 profesionales de la información publicaron ayer una declaración en la que se solidarizaban con los académicos y se unían a la petición de paz en el país.

La situación en el sudeste de Turquía se ha deteriorado rápidamente tras el fin de la tregua entre el Gobierno y el PKK el pasado mes de julio. Enfrentamientos con armamento pesado y barrios completamente sitiados por los tanques del ejército son algunas de las situaciones, propias de una guerra, que allí se viven. Cientos de personas han muerto y miles de personas se han visto obligadas a abandonar sus casas.

Según las cifras contrastadas por la ONG independiente International Crisis Group, desde julio han muerto 227 fuerzas de seguridad turcas, 245 guerrilleros del PKK y, al menos, 215 civiles. En cada bando, sin embargo, hacen sus propias cuentas. Desde Ankara se da un parte continuado de los “terroristas” abatidos, como la comunicación oficial se refiere a los militantes del PKK, sin hacer referencia a posibles bajas de no combatientes. Mientras, los opositores del partido prokurdo HDP, cercano a la guerrilla y con presencia parlamentaria, denuncian que solo en el último mes alrededor de cien civiles han muerto como consecuencia de estos ataques. Al PKK, por su parte, se le atribuye el reciente atentado junto a una casa-cuartel en la ciudad de Diyarbakir. Cinco civiles y un policía murieron y otras 39 personas resultaron heridas.

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