Macron da un ultimátum a Líbano para hacer reformas que abran la puerta a la ayuda internacional

Para evitar confusiones debido al pasado colonial, el presidente declaró a su llegada al país que «mi posición es siempre la misma, la de exigencia sin injerencia»

Macron con el patriarca maronita libanés, Mar Bechara Boutros al-Rahi , en la residencia del embajador francés en Beirut AFP

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Emmanuel Macron aumentó su presión sobre las autoridades libanesas y les dio un plazo de seis semanas para poner en marcha las reformas exigidas por la comunidad internacional para que pueda llegar la ayuda que tanto necesita el país. A punto de cumplirse el primer mes desde la explosión en el puerto de Beirut, que dejó 200 muertos y media ciudad arrasada, el presidente francés realizó su segundo viaje a la capital libanesa y puso sobre la mesa una hoja de ruta que incluye cambios en áreas como la contratación pública, la justicia, el sistema bancario o el suministro eléctrico. A cambio, Macron se comprometió a organizar en París una segunda conferencia de donantes con apoyo de Naciones Unidas para recaudar fondos para Líbano.

Macron fue el primer mandatario internacional en visitar Líbano tras la explosión y su segundo viaje coincidió con el centenario de la proclamación del Gran Estado del Líbano bajo el mandato francés. El dirigente galo plantó un cedro, el símbolo nacional libanés, en la reserva de Jaj, y en ese momento declaró a los medios que «Líbano renacerá». Para evitar confusiones debido a este pasado colonial, Macron declaró a su llegada que «mi posición es siempre la misma, la de exigencia sin injerencia» y recordó que «Francia ha venido porque se le ha pedido ayuda, como un país amigo».

Ese renacer libanés pasa por una serie de severas reformas que deberá poner en marcha el gobierno que liderará Mustafa Adib , el candidato de consenso elegido por el parlamento en un momento clave en la historia del país. El exembajador en Alemania, de 48 años, se enfrenta a un país empobrecido por la crisis económica, herido por la brutal explosión del 4 de agosto y con una parte importante de la sociedad movilizada en las calles para pedir un cambio completo de sistema y no un simple cambio de caras.

Gobierno «imparcial»

Para Macron la designación de Adib no es suficiente y por ello insistió en la necesidad de formar un gobierno «imparcial y efectivo» y, tras la puesta en marcha de reformas, planteó la posibilidad de celebrar unas elecciones, «lo que revelará la ira de las personas y traerá una nueva realidad si el pueblo así lo desea». Ese malestar lo pudo escuchar en primera persona cuando se dirigió a la residencia de Fayrouz, la cantante más célebre del mundo árabe y uno de los iconos que une a todos los libaneses, cuando decenas de ciudadanos gritaron contra el designado nuevo primer ministro y exigieron cambios profundos en el sistema de sectas que rige el país desde el final de la guerra civil. Las fotos posteriores del encuentro con la diva de 85 años con la que se despierta cada día el mundo árabe porque no hay país que no tenga una emisora con sus canciones, fueron polémicas porque Macron se quitó la mascarilla y no respetó la distancia social.

A última hora de la tarde, los manifestantes volvieron a concentrarse en el centro de Beirut, muy cerca del parlamento, y estallaron choques con las fuerzas de seguridad. La misma escena que se repite desde octubre y que se repitió para despedir a un Macron que trata de liderar el plan internacional de ayuda a Líbano y que anunció una nueva visita en diciembre.

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