Macron defiende en su investidura una Francia fuerte en una Europa soberana

En apenas quince minutos, con un lenguaje de gran «monarca republicano», Macron hizo un balance ambicioso y reformista, para Francia y para Europa, saliendo al paso, de frente, contra la extrema derecha de Marine Le Pen y la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon

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Tras la ceremonia solemne de su investidura oficial como jefe del Estado, en el palacio del Elíseo, Emmanuel Macron reafirmó la mañana del sábado los grandes principios que debieran orientar su segundo mandato presidencial: afianzar el puesto de Francia en una Europa «soberana» militarmente , confirmar reformas nacionales de fondo muy alejadas de «quimeras» y «arcaísmos».

En apenas quince minutos, con un lenguaje de gran « monarca republicano », Macron hizo un balance ambicioso y reformista, para Francia y para Europa, saliendo al paso, de frente, contra la extrema derecha de Marine Le Pen y la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon, sin citarlos directamente.

¿Cómo poner en práctica ese arco iris de ambiciones? «Trabajando, actuando, en acción, sin descanso», en movimiento «permanente», para «reafirmar el puesto de Francia como nación independiente en una Europa soberana».

Soberanía

Dos mensajes esenciales: Francia es independiente, gracias a su arsenal nuclear estratégico, tercera potencia mundial; la Francia macroniana sigue defendiendo la «soberanía militar» de Europa, en el marco de su alianza sin tacha con la OTAN. Dicho de otro modo: Macron sigue defendiendo la construcción de una Europa de la defensa.

A juicio de Macron, la soberanía francesa tiene una matriz cultural: «Nuestra cultura, nuestra lengua, son una fuente de unión nacional, con mensajes universales, de los derechos del hombre al servicio de los ciudadanos unidos por una misma visión de la libertad y la vida en común».

Unión de izquierdas

Sentados esos principios nacionales y europeos, Macron insistió en la «imperiosa necesidad» de seguir trabajando en frentes nacionales: mejorar la solidaridad, reafirmar la indispensable seguridad, combatir las amenazas terroristas, mejorar los servicios públicos.

Desde el púlpito jupiterino de esa retórica de gran «monarca republicano», Macron no olvidó salir al paso de sus principales rivales políticos parlamentarios.

Contra la unión de las izquierdas, bajo la bandera de la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon, Macron denunció «la tentación y las quimeras, que pueden ser peligrosas». Contra las extremas derechas lideradas por Marine Le Pen, Macron reafirmó los valores y principios de una solidad «libre y abierta», «una Francia independiente en una Europa soberana», muy alejadas de los «repliegues nacionalistas».

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