Calle devastada por el atentado del jueves en un suburbio del sur de Beirut
Calle devastada por el atentado del jueves en un suburbio del sur de Beirut - Reuters

Líbano refuerza su seguridad después del atentado doble de Estado Islámico en Beirut

Al menos 43 personas murieron en el ataque suicida del jueves reivindicado por el grupo terrorista. El nivel de alerta es máximo por temor a otro golpe de los yihadistas

Corresponsal en Beirut Actualizado: Guardar
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La capital libanesa se recupera todavía de la conmoción causada por el doble atentado suicida perpetrado este jueves por yihadistas de Estado Islámico (EI) en el sur de Beirut. Al menos cuarenta y tres personas han muerto y doscientos treinta y nueve han resultado heridas, según las últimas cifras publicadas por la Cruz Roja libanesa.

Del ataque, que tuvo lugar en el concurrido barrio de Bourj al Barajneh, uno de los feudos del grupo chií libanés Hizbolá, se hizo responsable Estado Islámico en un comunicado difundido por internet, en el que también se explicaba que fueron tres los suicidas detrás del atentado: un sirio identificado como Khaled al-Khaled, y dos palestinos, Hamed al-Balegh y Ammar Salem al-Rayyes.

Pero el diputado de Hamas, Ahmed Abdul Hadi, ha negado este viernes la implicación de palestinos en el ataque, asegurando a la radio libanesa que los nombres facilitados pertenecen a palestinos asesinados en Siria.

Por su parte, los medios de comunicación libaneses siguen sin ponerse de acuerdo sobre el número de terroristas implicados en la explosión. De acuerdo con las informaciones disponibles, dos kamikazes se dirigieron a pie hasta cerca de la mezquita chií de Iman al-Hussein y una vez allí, en torno a las seis de la tarde hora local y en un intervalo de apenas minutos, hicieron estallar la carga explosiva que llevaban adosada a sus chalecos.

Otros dos terroristas

La cadena de televisión Al Manar, afín a Hizbolá, ha señalado que otros dos terroristas se hallaban presentes en el área, uno de ellos fue abatido antes de inmolarse y el cuarto habría logrado huir. El ejército libanés mantiene que se ha encontrado el cuerpo de un tercer suicida con un cinturón de explosivos todavía intacto. Las medidas de seguridad se han reforzado en todo el país y el nivel de alerta es máximo por temor a otro ataque.

En la zona en la que se ha producido el atentado Hizbolá cuenta con muchos seguidores pero se trata igualmente de una barrio de clase trabajadora en el que también se mueven y viven cristianos, refugiados sirios, suníes en su mayoría, y palestinos dada la proximidad del campo de refugiados palestino de Bourj al Barajneh. El ejército libanés ha declarado que los extremistas pretendían causar el mayor daño posible al elegir la hora del atentado, a las 6 de la tarde son muchas las personas que salen de sus trabajos o hacen compras en las pequeñas calles siempre abarrotadas de gente.

El brutal acto es el peor en términos de víctimas desde que el pasado 23 de agosto de 2013 dos bombas en dos mezquitas mataran a cuarenta y dos personas en la ciudad de Trípoli, en el norte del Líbano. Durante 2013 y 2014, Hizbolá se enfrentó a una serie de ataques contra sus intereses, obra de distintos grupos radicales en venganza por su apoyo militar y sobre el terreno a las fuerzas del presidente sirio Bachar al Assad. La mayoría de los fallecidos siempre han sido civiles.

El gobierno libanés ha declarado el viernes un día de luto nacional y escuelas y universidades permanecen cerradas. El secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, pide ahora al Líbano que, a pesar del despreciable acto, «no se pierda la relativa calma que ha prevalecido en el país durante el último año».

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