La UE lanza un balón de oxígeno: 240.000 millones de euros hasta 2027

La presidencia portuguesa impulsa la aprobación de los Fondos Estructurales, el primer gran reto de su semestre al mando en Bruselas

El primer ministro portugués, Antonio Costa, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el presidente de la Eurocámara, David Sassoli Reuters
Francisco Chacón

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La presidencia de Portugal en el Consejo de la Unión Europea, que se desarrolla a lo largo del semestre que arrancó el pasado 1 de enero y se prolonga hasta el 30 de junio de este 2021, ha concluido una de sus misiones más determinantes: llevar a buen puerto las negociaciones sobre el Fondo Europeo de Desarrollo Regional y el Fondo de Cohesión .

Las conversaciones, iniciadas por Alemania el pasado mes de diciembre, han dado como fruto la aprobación de un montante global de 240.000 millones de euros para efectuar inversiones en el seno de la UE durante el periodo comprendido entre el año en curso y 2027.

Se trata de uno de los principales activos financieros que sobresalen en el impulso de la política de cohesión comunitaria porque tiene como objetivo ir limando las diferencias de desarrollo entre las regiones europeas, o sea, reducir los desajustes entre las más desarrolladas y las menos favorecidas.

Sacar el máximo provecho

El Fondo de Cohesión, convertido en realidad desde 1994, se aplica a «las relaciones transeuropeas de los estados miembros con una renta nacional bruta per cápita inferior al 90% de la media nacional».

El semestre presidencial portugués está marcado por las consecuencias de la pandemia del coronavirus este un país que ha ido de más a menos en su gestión de la crisis sanitaria.

Otro de los aspecto centrales radica en abrir las puertas a la esperanza gracias al acuerdo de distribución de la vacuna en los 27 países miembros de esta UE presta a encarar sus relaciones con el Reino Unido desde una perspectiva diferente, una vez que afianzado el Brexit ha llegado.

La estrategia de vacunación se distingue, por tanto, como una de las grandes prioridades en la agenda comunitaria que promoverá Lisboa, de camino para lograr “la verdadera unión para la salud”, de acuerdo con las declaraciones del ministro portugués de Asuntos Exteriores, Augusto Santos Silva.

Vacunación

Aplicar los criterios adecuados para que siga su curso el proceso que persigue la inmunización de los ciudadanos europeos pasa a ser un asunto de primer orden, si Europa desea ver la luz al final del túnel.

«Si esa estrategia masiva de vacunación resulta satisfactoria, y tiene todas las condiciones para que lo sea, será un salto cualitativo en la manera en la que podemos responder a la crisis sanitaria y a las consecuencias económicas y sociales», explicó el ministro de Asuntos Exteriores luso, Augusto Santos Silva.

A Portugal le compete igualmente llevar las riendas que permitan sacar el máximo provecho del reparto de los fondos europeos de recuperación, vitales para que la aprobación de los diferentes Presupuestos Generales encuentre ese plus necesario destinado a engrasar de nuevo el tejido empresarial de Finlandia a Malta y de Dinamarca a Grecia.

El papel dirigente de Portugal en el seno de la Unión llega después de que se celebrasen recientemente las elecciones presidenciales, polémicas por llevarse a cabo en el contexto sanitario actual, pero que permitieron seguir apostando por la cohabitación política. Porque, en efecto, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa salió reelegido por un amplio margen de ventaja y entonces ahora este semestre de preponderancia en Bruselas se materializa con la estabilidad política renovada puesto que los portugueses no han dudado en redoblar su confianza en él para que compense las labores legislativas del Gobierno socialista.

Las claves del nuevo marco de las relaciones con el Reino Unido también cobran su protagonismo, dado que los entresijos comerciales vivirán poco a poco una sorprendente regresión con respecto a la situación que se consideraba como actual hasta el 31 de diciembre.

Precisamente, ahí volverá la enfermedad al primer plano, pues el covid-19 se ha colado sin avisar en el orden del día de todas y cada una de las reuniones amparadas desde Bruselas, la gran mayoría en formato virtual.

Además, a Portugal le corresponde acelerar la reubicación de la influencia de la UE a lo largo y ancho del planeta. « Europa tiene que mirar en todas las direcciones del mundo», ese es el eslógan de la presidencia portuguesa. Un concepto que el país vecino debe afanarse para que no caiga estancado.

En esta misma línea, Santos Silva manifestó: «Precisamente, lo que se pretende es que Europa sea capaz de hablar con Estados Unidos , con Reino Unido, con Latinoamérica y con África, mientras no descuida que en Asia ha de ser capaz de hablar al mismo tiempo con China, con Japón, con India o con el Sudeste de ese continente».

Es, en consecuencia, un botón de muestra del prisma claramente aperturista que pretende impartir Portugal bajo su mandato, dejando atrás las divergencias manifestadas en relación al ‘premier’ Boris Johnson, siempre polémico pero a quien hay que reconocer como gran artífice de que el plan de vacunación masivo contra el coronavirus se haya extendido mucho antes que en Alemania o Francia, por citar solo dos ejemplos.

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