Juan Antonio March, escritor y diplomático: «Prolongar la vida hasta los 150 años será relativamente fácil»

«Momentum. En el umbral de un nuevo mundo» (Espuma, 2021), el último libro del exembajador de España en Naciones Unidas, se explora el futuro más cercano, en el que la inteligencia artificial cobrará un protagonismo indiscutible

El escritor y diplomático Juan Antonio March ABC
Silvia Nieto

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Cuando se piensa en el futuro, la imaginación fabrica la silueta de unos coches voladores, la oportunidad de prolongar la vida y la capacidad de sumergirse en el universo, dibujando un mapa que por ahora sigue en penumbra y del que existe una información bastante limitada. Si se estudia la inteligencia artificial, se descubre que todas esas posibilidades están más cerca de lo que parece. « Momentum. En el umbral de un nuevo mundo » (Espuma, 2021), del escritor y diplomático Juan Antonio March (Barcelona, 1958), permite participar en una aventura sobre la realidad que viene. De la mano de Nour , una joven investigadora nacida en Siria, pero refugiada en Alemania y dispuesta a combatir los daños de la pandemia con el empuje de la ciencia, la novela conduce a un viaje donde se va fraguando una utopía: el anhelo de unión de la humanidad, dejando atrás las diferencias inútiles, y la construcción de un presente esperanzador, donde cada persona pueda desarrollar al máximo su potencial, gracias a una nueva tecnología que asombra, ilusiona y provoca inquietud, como si fuera magia.

Durante una conversación con ABC, March, que ha dedicado su vida a la cooperación y conoce bien las Naciones Unidas, donde fue nombrado embajador de España en 2004, reflexiona sobre su libro, animando a que abandonemos «nuestra actitud de primates» para adentrarnos «en la nueva realidad». Lo cierto es que el tema no puede ser más necesario. El pasado diciembre, el Gobierno presentó su Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial (ENIA), la última prueba de un desafío que llama a la puerta.

La trama del libro se centra en la inteligencia artificial y sus potencialidades, que se van explicando en cada capítulo. ¿De dónde procede su interés, por qué decidió preocuparse por este tema?

Entramos en la era de la inteligencia . A principios de siglo, cuando se creía que se había hecho un gran salto con la revolución industrial, una empresa textil tenía 10.000 trabajadores. Ahora, esa misma fábrica tiene 500 unidades diferentes. En cada una, hay 10 o 15 personas, de las que más de la mitad hace trabajo inteligente. La humanidad se está convirtiendo en un conjunto de seres que cada vez usan más la inteligencia y no la energía física.

Una de las grandes transformaciones se producirá en la aviación. El tráfico aéreo todavía es muy primitivo. Controlamos los aviones desde el suelo y hacemos que estén a 300 metros de distancia. Los estorninos vuelan en bandadas de 5 billones de pájaros que no se chocan nunca y hacen piruetas en el aire. Comprendemos que llegará un momento en el que el hombre también podrá volar de una manera mucho más inteligente. Eso será gracias a la inteligencia artificial, mediante el uso de algoritmos. Se ha abierto una revolución en la movilidad aérea, que será la gran movilidad de este siglo. Será más fácil evitar accidentes, porque volar es menos peligroso que circular por una carretera estrecha, con precipicios a los lados. Daremos ese paso.

La inteligencia artificial estará presente en muchos aspectos de nuestras vidas y nos ayudará a organizarnos mejor. La cuestión es cómo controlará el hombre esa inteligencia y la dimensión moral de esa tecnología. Es una era muy interesante para la humanidad, en la que hay que concentrarse en la dimensión positiva del planeta y descubrirla, pues ignoramos muchas cosas fabulosas que hay en el mundo. Debemos dejar atrás la actitud de primates, ver quién es el más fuerte, y entender que el espacio de vida que tenemos es muy corto, y que lo mejor es utilizarlo muy bien.

La humanidad se está convirtiendo en un conjunto de seres que cada vez usan más la inteligencia y no la energía física

Acaba de mencionar una cuestión clave en el asunto de la inteligencia artificial, y es la dimensión moral, la reflexión ética que va a tener que acompañar al desarrollo de esta tecnología.

Claro. Es el desafío de la humanidad. Lo bueno es que lo tiene solo consigo misma. En la Tierra, nosotros somos nuestro único enemigo. Podríamos vivir en un planeta donde los pájaros poseyeran una inteligencia superior y no pudiéramos tocar el reino del aire, pero lo cierto es que poseemos una posición única. El desarrollo de la inteligencia artificial cada vez es mayor. Tenemos que lograr ponerla siempre al servicio de los seres humanos , sin que se descontrole. Al fin y al cabo, lo que hace la vida interesante es que no todo viene dado, sino que lo tenemos que ganar. Desde una óptica moral y humanística, uno de los grandes temas de esta época será esta tecnología. En estos momentos iniciales, hay que tener el debate.

Es un debate apasionante, que toca temas espinosos. Por ejemplo, el libro describe la posibilidad de prolongar la vida humana mediante el desarrollo de esta tecnología.

En las conversaciones que he mantenido con médicos y biólogos, se aprende que prolongar la vida hasta los 150 años resultará relativamente fácil, gracias a la regeneración constante de tejidos. También se están estudiando los derechos neuronales , con los que se podrá hacer una conexión completa entre ordenadores y mente. Gracias a ello, las experiencias que se acumulan en el cerebro, y que se pierden al morir, se podrán transmitir a otros en el futuro.

He escrito este libro porque es una fase emocionante. Quería llamar la atención sobre tres aspectos . En primer lugar, la necesidad de saber en qué planeta vivimos. No solo por los paisajes y la naturaleza, sino también por las obras que ha hecho la humanidad. Pongo el ejemplo de Dunhuang , una gran ciudad china. Durante 1.500 años, los emperadores ordenaron a los pintores más célebres que decoraran sus cuevas en honor a Buda. Son obras sofisticadas, que no sabía que existían hasta hace poco. En segundo lugar, hay que pensar en las grandes oportunidades que nos ofrece el mundo del futuro, si aprovechamos bien todo ese conocimiento. Hace 80 años, ni un 2% de la población española en edad universitaria iba a la Universidad. Hoy lo hace el 65%. Es un cambio impresionante. Hay que orientar cómo cada persona, individualmente, absorbe un conocimiento que le genere renta y, a la vez, servicio al otro. En tercer lugar, nada de esto sirve si saltamos por los aires. Por lo tanto, es esencial pensar qué tipo de arquitectura política queremos, para que florezcan todas estas posibilidades. Cuando acabó la Segunda Guerra Mundial , había dos bombas atómicas. Hoy estamos sentados sobre 15.000. De dos grandes actores nucleares, hemos pasado a nueve, con dos en camino. Necesitamos buscar la forma de dar estabilidad al planeta. No hay que poner el foco ni en los grupos ni en los estados, sino en la humanidad en conjunto. Frente a los Trump , con su «Hagamos América grande otra vez», se debería decir: «Vamos a hacer grande la humanidad de una vez».

Las cuevas de Dunhuang, uno de los tesoros artísticos que sirve de escenario para la novela ABC

No hay que poner el foco ni en los grupos ni en los estados, sino en la humanidad en conjunto. Frente a los Trump, con su «Hagamos América grande otra vez», se debería decir: «Vamos a hacer grande la humanidad de una vez»

De hecho, al final del libro plantea la posibilidad utópica, supongo que también el anhelo, de avanzar hacia un sistema de gobierno mundial.

La humanidad se ha ido organizando de lo más pequeño a lo más grande. No hay que ver ni las regiones, ni las naciones ni los estados como algo negativo, sino como entidades que están en proceso de convertirse en algo superior. Según los antropólogos, llevamos en el planeta unos 190.000 años. Los primeros 100.000, los pasamos intentando sobrevivir. En los últimos 15.000, desarrollamos la organización y la primacía humanas. Se empezó con individuos aislados, que se ayudaban; luego, se pasó a las familias; de las familias, a las tribus; de las tribus, a los pueblos; de los pueblos, a las regiones, y de las regiones, a los estados. Por último, a la pluralidad de estados, como Estados Unidos, y a las organizaciones supranacionales, como la Unión Europea.

Queremos conseguir un planeta que permita liberar el talento de todos los individuos y crear un conjunto de reglas de convivencia donde prevalezca la complementariedad sobre la confrontación. Para mí, un ejemplo de que es posible es la Constitución de los Estados Unidos . Se aprobó en 1787, antes de la Revolución Industrial , en el pequeño territorio de las Trece colonias, con un grupo étnico y cultural compacto. Esa Constitución, que al principio amparó a 3 millones de personas, ha resistido más de 330 años. Ha sobrevivido las transformaciones del estado en industrial y tecnológico. También a que una franja de tierra en el Atlántico se expandiera hasta el Pacífico, constituyendo uno de los países más grandes del mundo. De ser solo para europeos, casi todos anglosajones, la Constitución ahora integra a población negra, a asiáticos, latinos, australianos, y a todo tipo de religiones y culturas. En definitiva, podemos aspirar perfectamente a ordenar el mundo.

Cuando la pandemia le ofrece un respiro, la protagonista, Nour, toma la decisión de comenzar su periplo. Considera que ha llegado el «momentum», ese instante irremplazable para emprender su aventura. Con la crisis abierta por el coronavirus, que ha provocado que la humanidad se sorprendiera recordando su fragilidad, ¿cree que ha llegado la oportunidad definitiva para el desarrollo de la inteligencia artificial?

Creo que es el gran momento. La pandemia ha demostrado que desorganizar el mundo no permite mantener nuestra calidad de vida. Cuando lo hemos hecho, aunque solo haya sido deteniendo la movilidad durante unos meses, ha sido un drama. El impacto económico ha resultado enorme. Al mismo tiempo, todo ha seguido funcionando. Los hospitales no se están bombardeando, se ha seguido produciendo agricultura y las carreteras no se han socavado. Si este virus, que por suerte mata a un elemento relativamente pequeño de la población, ha causado un daño elevadísimo a nuestros niveles de vida, imaginemos qué ocurriría con una guerra.

De esta pandemia ha salido un grito, que necesitamos un ejército de sanitarios y médicos. También que el virus afecta por igual a todas las razas, demostrando que las divisiones entre negros, asiáticos, etc., son divisiones artificiales que hemos creado, porque la esencia es que todos somos seres humanos. El coronavirus afecta por igual a un senegalés, un mexicano o un español. Además, hemos visto que la desorganización entre estados no es útil. Por lo tanto, hay que restablecer un sistema de colaboración, para tener medios rápidos frente a los desafíos. La Primera Guerra Mundial hizo reflexionar a los países, que aceptaron que el presidente Wilson propusiera la creación de la Sociedad de Naciones. La Segunda llevó a Roosevelt a proponer la firma de la Carta de las Naciones Unidas en San Francisco. La pandemia debería ayudar a relanzar el multilateralismo. Creo que la derrota de Trump en Estados Unidos supone una oportunidad.

La Cúpula de la Sala de Derechos Humanos de Ginebra, obra de Miquel Barceló, también posee gran protagonismo en la novela D. Starrenbergen

Volviendo a la protagonista, Nour es una refugiada siria que ha crecido en Alemania, donde fue acogida tras huir de la guerra que ha arrasado su país. Supongo que quiso reflexionar sobre varios temas, eligiendo esa biografía para el personaje principal.

Durante muchos siglos, el mundo árabe estuvo dedicado a la ciencia y el saber, al frente de los avances en medicina, matemáticas y álgebra. Puse como protagonista a una mujer, para que fuera quien visualizara ese mundo del futuro. Es una mujer que vive un gran cambio, porque está en una edad de cierta juventud espléndida. Quise que se formarse en Hamburgo, para agradecer la posición alemana en el trato a los refugiados sirios, presentando a Europa como una tierra de acogida. La mezcla entre su alma árabe y siria y su formación alemana es lo que permite descubrir el mundo nuevo. El libro invita a conocer el futuro, rindiendo un homenaje a varias civilizaciones.

¿Cómo ve el desarrollo de la inteligencia artificial en España?

La juventud está muy preparada. Se ha hecho un avance sociocultural impresionante. La pandemia también va a contribuir a la transformación de la educación. En la portada del libro, hay un iris. El de cada persona es distinto. En un diámetro de menos de un centímetro, hay una diferenciación total entre cada ser humano. Ocurre lo mismo con el cerebro y las combinaciones neuronales. Si intentamos reducir esa diversidad a conductas homogéneas, existe un problema enorme de desaprovechamiento. Necesitamos una humanidad con una creatividad impresionante. En el subtítulo del libro, no puse «en el amanecer de un nuevo mundo», porque el nuevo mundo no va a llegar de por sí. Puse «en el umbral de un nuevo mundo». Para cruzar, hay que dar un paso. Tenemos que ganarnos la nueva realidad.

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