Bill y Hillary Clinton saludan a sus seguidores en Nueva York el pasado martes
Bill y Hillary Clinton saludan a sus seguidores en Nueva York el pasado martes - AFP

Hillary Clinton pensó en 2015 en nombrar vicepresidente a su marido, Bill

Desechó la idea cuando se le dijo que sería «inconstitucional» nombrar a quien ya fue presidente de EE.UU. durante dos mandatos

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Hillary Clinton, virtual candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, consideró el verano pasado la posibilidad de incorporar a su marido, el expresidente Bill Clinton, a la vicepresidencia, pero finalmente lo desechó. Demasiadas novedades: la primera mujer que llega a la Casa Blanca junto al «primer caballero» convertido al mismo tiempo en segunda autoridad del Estado. Aún así, Hillary decidió no considerarlo solo tras confirmar de boca de sus asesores que sería «inconstitucional».

La información ha vuelto a aflorar ahora, pero en su día pasó casi inadvertida. Hillary confesó, en una entrevista en el «magazine» del actor Mario Lopez emitida a mediados de septiembre de 2015, que la idea de nombrar a Bill como compañero de ticket como vicepresidente «pasó por mi cabeza».

«Sería un gran candidato -dijo Hillary- pero no puede optar a ese puesto porque ya fue presidente durante dos mandatos; al menos eso es lo que me dijeron».

La anécdota sirve para ilustrar lo que muchos piensan, y temen, en el campo republicano. Bill Clinton no va a resignarse a ocupar el puesto de consorte del presidente de Estados Unidos, que históricamente han reservado todos los mandatarios a sus mujeres. Nadie ve a Bill eligiendo las cortinas de la Casa Blanca, o repasando las listas de invitados, y menos aún aconsejando recetas de galletas o el cultivo ecológico del jardín. Pero tampoco es previsible -a tenor de las propias declaraciones de Hillary- que se reservará un papel discreto como cónyuge del presidente. Tampoco que la presidenta le dejará elegir a las secretarias y asistentes en la Casa Blanca.

De entrada, Bill Clinton no ha renunciado a sus tareas al frente de su lucrativa fundación para sacrificarse al lado de su mujer en la campaña, como han hecho todas las esposas de los candidatos. Sería lo justo ya que en 1992, cuando Bill Clinton se presentó a la presidencia, Hillary figuraba entre los cien abogados más prestigiosos de los Estados Unidos.

Pero nadie cree que el expresidente vaya a renunciar a su agenda de viajes y a sus actividades si su mujer gana la presidencia. En todo caso, se convertirá en un asesor clave de su mujer, porque así lo ha admitido ya la propia Hillary. Seguirá el camino que han seguido otros insignes cónyuges de líderes occidentales, como el marido de la canciller Merkel, Joachim Sauer, profesor de Química, o el de Stephen Kinnock, que mantuvo su trabajo de alto ejecutivo mientras su mujer Helle Thorning-Smidt se convertía en primera ministro de Dinamarca.

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