El ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian (d), posa junto al nuevo representante especial del secretario general de la ONU para Libia, Ghassan Salamé
El ministro de Exteriores francés, Jean-Yves Le Drian (d), posa junto al nuevo representante especial del secretario general de la ONU para Libia, Ghassan Salamé - EFE

Facciones libias acuerdan un alto al fuego y celebración de elecciones en 2018

El presidente del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) auspiciado por la ONU y el «hombre fuerte» en el este de Libia han acordado un alto el fuego que facilitará el camino hacia unas elecciones en 2018

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Los dos principales actores rivales en Libia, el presidente del Gobierno de Acuerdo Nacional (GNA) en Trípoli, Fayez Al Serraj, y el mariscal del Ejército Nacional Libio (LNA) en el este del país, Jalifa Haftar, han acordado este martes un alto al fuego y la promesa de celebración de elecciones «lo antes posible» durante una inédita reunión en París.

Ambos líderes libios se han reunido a instancias del presidente francés Enmanuel Macron y bajo la supervisión del nuevo representante especial de la ONU para Libia, Ghassan Salamé, en La Celle-Saint-Cloud, cerca de París. Es la segunda reunión entre ambos actores polítios libios tras un encuentro en Abu Dhabi el pasado mes, que no resultó en ningún acuerdo.

«Lo que está en juego en este proceso es inmenso, para el pueblo libio y para toda la región, y es esencial para toda Europa, porque tiene consecuencias directas para nuestros países sobre los flujos migratorios», dijo Macron, quien también agradeció la «valentía» de Haftar y Serraj.

El pacto reitera la necesidad de una solución política a la crisis libia e insiste la validez del «Acuerdo Político Libio» firmado en 2015 en Skhirat (Marruecos) y que llevó a la formación del GNA que preside Serraj. El alto al fuego no se aplicará a las operaciones antiterroristas, claves en el avance del mariscal Haftar en Bengazi y en el este del país. El acuerdo incide en el establecimiento de un ejército libio unificado y la desmovilización y desarme de las milicias, que se han multiplicado tras la caída hace seis años del dictador Muamar Gadafi.

Se compromete además la celebración de elecciones en 2018, una de las prioridades del GNA anunciadas por el propio Serraj hace unas semanas y que se enfrentó a la oposición del líder de la Casa de Representantes de Tobruk, aliada del LNA en el este de Libia.

La reunión de ambos líderes en París se produce en un momento en el que la autoridad y legitimidad de Fayez al Serraj y el GNA se tambalea más que nunca ante su incapacidad de controlar el territorio más allá del oeste del país y el rechazo de la Casa de Representantes en Tobruk. En cambio, la figura política del «hombre fuerte» en el este del país, Jalifa Haftar, se ha visto fortalecida tras sus avances en Bengazi contra grupos afines a Al Qaida. Pese al apoyo de las Naciones Unidas al gobierno de Serraj, cada vez más voces, incluida la del nuevo ministro de Defensa francés, insisten en la necesidad de incluir a Haftar en la hoja de ruta para una nueva Libia.

Pese al esperado avance que significa la reunión de este martes entre ambos líderes del este y oeste, Libia se enfrenta a importantes retos: la necesidad de establecer un Gobierno central, la desmilitarización de las milicias y la creación de un Ejército y Policía unificados, hacer frente a la inmigración y reavivar su economía, profundamente deprimida tras años sin los millonarios ingresos del petróleo del país.

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