Imagen de los siete expresidentes reunidos ayer en Madrid
Imagen de los siete expresidentes reunidos ayer en Madrid - ERNESTO AGUDO

La América liberal redobla su repudio a los «abusos» del chavismo

Siete expresidentes piden la libertad de López y observadores en las elecciones

Madrid Actualizado: Guardar
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Las cruciales elecciones legislativas del 6 de diciembre se acercan y los muchos actores internacionales que creen que la democracia está secuestrada en Venezuela redoblan sus llamamientos a la implicación internacional para garantizar la limpieza de los comicios. Ayer fue en Madrid, donde los expresidentes de Colombia, Andrés Pastrana; Bolivia, Jorge Quiroga; Perú; Alejandro Toledo; Chile, Ricardo Lagos; Uruguay, Luis Alberto Lacalle; Costa Rica, Laura Chinchilla y México, Felipe Calderón, repitieron su exigencia de que «observadores independientes» garanticen la limpieza de unos comicios que auguran favorables a las fuerzas de la oposición si el régimen de Nicolás Maduro no hace trampas.

Invitados a España por el Club de Madrid, los exmandatarios ofrecieron una rueda de prensa conjunta en la que también intervinieron Leopoldo López Gil, padre del líder opositor encarcelado, y Miguel Henrique Otero, editor del diario «El Nacional», sobre el que pesan medidas cautelares por reproducir informaciones exclusivas de ABC.

Calderón aseguro que Maduro resiste la presión internacional debido al «estruendoso silencio» del resto de gobernantes

En medio de la polémica por la fuga del fiscal Franklin Nieves a Estados Unidos y por la elección de Caracas para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, el peruano Alejandro Toledo recordó que «es imperativo que la Organización de Estados Americanos y la Unión Europea participen con anticipación en la observación» de los comicios. Toledo propuso también una visita de una «veintena de expresidentes latinoamericanos para evaluar la calidad de la democracia en Venezuela». Aunque las autoridades chavistas han frustrado todos los intentos de personalidades internacionales de visitar a los opositores encarcelados, Toledo sostiene que «no sería una injerencia porque la democracia no tiene nacionalidad». El boliviano Jorge Quiroga, por su parte, denunció que Caracas ha vetado la misión de Unasur para supervisar las votaciones que iba a dirigir el exministro y jurista brasileño Nelson Jobim, mientras que Felipe Calderón aseguró que Maduro resiste la presión diplomática internacional debido al «estruendoso silencio» del resto de gobernantes de la región a quienes les reclamó que lo rompan.

El director de «El Nacional» contrapuso la actitud de los líderes de su continente a la del presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy: «Él sí se ha manifestado con claridad», mientras que al otro lado del Atlántico los gobernantes «han sido muy laxos», afirmó.

Toledo fue severo con esos políticos que no alzan la voz o que justifican lo que ocurre en Venezuela. «Los mandatarios que guardan silencio serán juzgados por la historia como cómplices de un régimen autoritario-populista». Efectivamente, ninguno de los estados de la región, en su mayoría gobernados por fuerzas de izquierda, parece dispuesto a enfrentarse abiertamente a Maduro y ese es uno de los principales problemas para los disidentes.

«Una burla al mundo»

Ayer mismo el régimen bolivariano cosechaba un cierto éxito diplomático tras ser reelegido para formar parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Nicolás Maduro celebró desde su cuenta de Twitter lo que juzga como «un triunfo moral» de la «diplomacia de la paz bolivariana pese a la campaña mundial contra Venezuela». Su canciller, Delcy Rodríguez, también jaleó el ingreso de su país en un foro al que también optaban estados de tan dudoso pedigrí democrático como Emiratos Árabes Unidos. Para Leopoldo López padre, todo esto es «una burla al mundo». Y organizaciones de derechos humanos como Human Rights Watch han condenado firmemente la entrada de Caracas en tal foro.

La heterogénea familia antichavista, ahora más unida que nunca, afronta los comicios con tantas esperanzas como dificultades, con sus caras más conocidas anuladas para la batalla institucional contra un régimen agrietado por la inflación y las denuncias de abusos. El anhelo lo expresó Ricardo Lagos: «Las elecciones son una oportunidad para que haya un diálogo y resolver la crisis política». Para eso, requisito indispensable será que no haya pucherazo. La meta es el 6-D.

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