José de Egipto, héroe y santo de judíos y cristianos

El ataque llevado a cabo por radicales palestinos contra la Tumba del patriarca José, en Cisjordania, un lugar venerado desde hace siglos por cristianos, judíos y musulmanes, tiene una clara motivación política. Los extremistas musulmanes están convencidos de que Israel quiere apoderarse de la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén -tercer lugar más sagrado del islam, pero también lugar santo judío- y golpean como revancha en un lugar muy sensible: el lugar donde José, una de las grandes figuras del Antiguo Testamento, fue enterrado según la tradición. El mausoleo se encuentra en una zona donde las Autoridad Nacional Palestina tiene pleno control por los Acuerdos de Oslo, por lo que para los activistas fue relativamente fácil acceder, depositar material inflamable y lanzar cócteles molotov.

José, hijo del patriarca Jacob (de sobrenombre Israel), ocupa un lugar central en el Antiguo Testamento. Vendido por sus hermanos a unos mercaderes que le llevaron a Egipto, su historia marca el comienzo de la expansión de las doce tribus de Israel en tierras extranjeras, antes de la liberación final de la esclavitud con Moisés. Para muchos ultraortodoxos judíos, José fue el “primer sionista”, capaz de mantenerse fiel entre los infieles. Para los cristianos, es figura de Cristo, que vivió como José el exilio en Egipto y también fue vendido por sus hermanos.

Una vez al mes, una veintena de autobuses llegan bajo escolta de blindados israelíes hasta la lápida del patriarca en Nablús, renovada en el 2011 por las autoridades de Israel. En cada peregrinación hebrea, se movilizan unos 600 soldados israelíes en colaboración con las fuerzas de seguridad palestinas, que son las que se ocupan de la protección habitual del lugar. El mausoleo de José “el soñador” se encuentra en la zona A, donde la Autoridad Palestina obtuvo todo el control administrativo y de seguridad establecido en los acuerdos de 1993.