Refugiados sirios encaminan hacia la Unión Europea tras cruzar la frontera de Macedonia
Refugiados sirios encaminan hacia la Unión Europea tras cruzar la frontera de Macedonia - afp
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«Emigrar a Europa está de moda»

El efecto llamada y la convicción de que llegar a Alemania es fácil impulsa a jóvenes sirios a emigrar en masa a Europa

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«He perdido decenas de compañeros de trabajo en las últimas semanas, y seguro que durante el Eid ya se ha marchado alguno más, llamo a algunos teléfonos que ya no responden», confiesa Firas, nombre ficticio por petición del entrevistado, que a sus 22 años se ha convertido en el veterano de la plantilla de economistas que trabajan en un banco privado de Damasco. Un puesto bien remunerado, en un barrio sin problemas de seguridad y por el que antes había una dura competencia.

« Emigrar a Europa está de moda, es fácil llegar y más barato que antes del verano. Todos tenemos ya amigos en Alemania, Holanda, Suecia… Chateamos, hablamos por Skype y nos cuentan maravillas. Aquí no estamos mal, pero allí parece que todo es mejor», señala Firas, que esta noche despide al que califica como su «mejor amigo», hijo de un hombre de negocios próximo al régimen, que ya tiene todo listo para partir a Líbano, de allí a Turquía, Grecia… hasta Alemania.

Firas se queda porque «Damasco hasta ahora es seguro y después de cada guerra siempre hay un boom de la economía. Yo quiero estar listo para cuando llegue ese momento». No esgrime motivos sentimentales, patrióticos, ni nacionalistas. En su caso se libra del servicio militar obligatorio porque es hijo único, pero entre sus amigos «muchos se han ido por ese motivo. Ya no hay prórrogas y los sobornos no cuelan tan fácil como antes, por eso salen en cuanto saben que les van a llamar a filas».

Reclutados por el Ejército

Desde 2011 el Ejército no descansa y aquellos jóvenes a los que la guerra sorprendió haciendo el servicio obligatorio siguen sin quitarse el uniforme. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH) más de 50.000 militares han caído en los últimos cuatro años «y ya solo combaten básicamente las minorías, alauíes, cristianos, drusos y chiíes, los que viven el conflicto como una lucha por la supervivencia, los que son conscientes de que si el Estado Islámico llega a sus zonas les van a cortar la cabeza a ellos y a sus familias», apunta el padre de Firas, preocupado por el futuro de su hijo.

No todos los que salen lo han perdido todo o huyen de lugares como Raqqa, Idlib o Deir Ezzor, bastiones de EI y el Frente Al Nusra. La élite del régimen hace tiempo que vive con un pie fuera y otro dentro, no hay más que acercarse una noche a los barrios selectos de la capital como Malki en los que apenas hay luces en los edificios y no hay problema para encontrar mesa en sus cafés y restaurantes de lujo, algo imposible antes de la guerra. Salen con su pasaporte, con visados en regla y en avión desde los aeropuertos de Damasco, donde operan las líneas aéreas sirias, o Beirut, rumbo a Europa, Estados Unidos o el Golfo.

Ir o no ir a Europa

«La mayor parte de gente que va a Europa sale de las zonas bajo control opositor, pero el efecto llamada ha llegado también a las zonas del Gobierno donde jóvenes preparados y con dinero, pero que no tienen opciones de lograr una visa, se lanzan a la aventura en busca de un futuro mejor», asegura Elia Amal, miembro del equipo de trabajo del ministro de Reconciliación Nacional, Ali Haidar, que trabaja intentado alcanzar acuerdos de alto el fuego barrio a barrio.

Una emigración forzada por la incertidumbre, el miedo a que la guerra llegue a las calles de Damasco, por la caída libre de la libra, que se hunde día a día respecto al dólar, lo que hace que lo salarios que antes eran buenos ya no sean suficientes para llegar a fin de mes, y por el eterno temor a las distintas agencias de seguridad del régimen que, pese al desgaste de la guerra, siguen muy activas.

«Han visto una puerta abierta a Occidente y han entrado para no volver, les deseo lo mejor, pero ¿es todo tan bueno como dicen?», pregunta Firas con tristeza al periodista extranjero. Ir o no ir a Europa es el monotema entre los jóvenes de la capital, nadie habla ya del presidente, de la llegada de los rusos, de los posibles cambios…. Ir o no ir, no hay otro tema.

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