Una multitud congregada junto al monumento de la Estatua de la Paz para recordar a las víctimas de Nagasaki
Una multitud congregada junto al monumento de la Estatua de la Paz para recordar a las víctimas de Nagasaki - afp

Los supervivientes de la bomba atómica critican el resurgir militar de Japón

En el 70 aniversario de Nagasaki, denuncian la reforma ya aprobada para permitir el envío de tropas al extranjero

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Durante la ceremonia por el 70 aniversario de la bomba atómica sobre Nagasaki este domingo, los supervivientes criticaron el resurgir militar de Japón. Ante el primer ministro Shinzo Abe, presente en el acto, uno de sus representantes, Sumiteru Taniguchi, pronunció una plegaria por la paz bastante belicosa. «Hay un intento por volver a los tiempos de la guerra forzando la aprobación del derecho a la defensa colectiva y una enmienda a la Constitución. Pero esta ley de seguridad que persigue el Gobierno llevará a la guerra y no podemos aceptarla», denunció Taniguchi, que tenía 16 años cuando cayó la bomba, trabajaba como cartero y sufrió graves quemaduras que le dejaron marcado de por vida.

De igual modo, el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, pidió que Japón no renuncie al pacifismo que ha regido su Constitución desde el final de la II Guerra Mundial.

«Nuestro país ha caminado por la senda de una nación pacífica. Por el bien de Nagasaki, y el de todo Japón, no debemos cambiar nunca el principio pacífico de renuncia a la guerra», señaló ante los varios miles de asistentes que se dieron cita en el Parque de la Paz para recordar esta trágica fecha.

Las palabras de ambos eran una crítica velada a Abe, cuyo Gobierno ha impulsado un cambio legal para poder enviar tropas al extranjero, algo hasta ahora prohibido por la Constitución. Dicha reforma, aprobada el mes pasado por la Cámara Baja del Parlamento, divide a la sociedad nipona. «Hay una preocupación generalizada porque la ideología pacifista de la Constitución se está poniendo en duda», alertó el alcalde Taue, quien instó al Gobierno y al Parlamento «a escuchar estas voces de intranquilidad para actuar de forma inteligente».

Abe, que no mencionó tan controvertido asunto, volvió a insistir en los principios no nucleares de Japón, como ya hizo el jueves en Hiroshima durante la conmemoración de la primera bomba atómica. «Como la única nación del mundo que ha sufrido un ataque nuclear, he renovado mi compromiso para jugar un papel fundamental en lograr un mundo sin armas atómicas», aseguró el «premier» nipón, quien también prometió aumentar las ayudas a los «hibakusha», como se conoce en japonés a los supervivientes.

Al margen de esta polémica, los momentos más emotivos de la ceremonia se vivieron durante el minuto de silencio por las 70.000 víctimas que dejó la bomba de Nagasaki, que fue acompañado por el tañido de una campana y el ulular de una sirena antiaérea. Además de una ofrenda de agua para aliviar las almas de los abrasados por la radiación, Abe y otras personalidades depositaron coronas de flores a los pies de la Estatua de la Paz, que muestra a una musculosa figura humana señalando con una mano al cielo, de donde cayó la bomba, y la otra a la tierra, arrasada por una explosión como antes solo se había visto en Hiroshima.

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