Funerales este domingo de dos militares turcos asesinados por el PKK
Funerales este domingo de dos militares turcos asesinados por el PKK - afp

El PKK reanuda sus acciones terroristas en respuesta a los ataques del Ejército turco

Tras dar por acabado el alto el fuego, la guerrilla kurda mata a dos soldados con un coche bomba y lanza varios ataques contra las fuerzas de seguridad

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El colapso del proceso de paz entre el estado turco y la guerrilla kurda del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) amenaza con desatar una ola de inestabilidad en el país. Horas después de que cazas turcos bombardeasen las bases guerrilleras en el norte de Irak, comenzaban las acciones de represalia contra las fuerzas de seguridad en la propia Turquía. El PKK vuelve a recurrir así al terrorismo contra fuerzas militares en territorio turco.

El primer ataque fue dirigido contra un convoy militar turco en la provincia kurda de Lice, en el sudeste del país, para enfrentarse a un grupo de simpatizantes del PKK que habían cortado una carretera. Los guerrilleros tendieron una emboscada al convoy e hicieron estallar un coche bomba, que mató a dos soldados e hirió a otros cuatro.

También ayer hombres armados abrieron fuego contra una comisaría de policía en la ciudad de Diyarbakir, la capital de las regiones kurdas de Turquía, sin provocar víctimas.

Ambos ataques son, con toda probabilidad, obra del PKK. «El alto el fuego ha perdido su significado con los intensos bombardeos aéreos que se han llevado a cabo», declaró ayer la rama militar de la organización en un comunicado. Además, la guerrilla se secuestró el sábado a quince operarios que trabajaban en la construcción de una planta geotermal en Silopi, ciudad fronteriza con Irak. Un día antes, el PKK asesinó a un oficial de policía en la carretera de Mus, e hirió a otros dos con una granada en Hakkari.

Más incierta es la autoría de otro tiroteo contra un edificio policial, en el conflictivo barrio de Okmeydani, en Estambul, en una acción en la que tres agentes y un civil resultaron heridos. En la zona gozan de importantes apoyos tanto el PKK como el grupo armado de extrema izquierda Frente-Partido de Liberación Popular (DHKP-C), dos de las organizaciones afectadas por las redadas de la policía antiterrorista de los últimos días. Más de seiscientas personas han sido detenidas por su presunta pertenencia a estos dos grupos o al yihadista Estado Islámico (EI).

Durante las redadas, además, la policía mató a Günay Ozarslan, una militante del DHKP-C. La celebración de su funeral en el barrio de Gazi, en Estambul, con la presencia tanto de un importante contingente antidisturbios como de miembros armados y encapuchados de la organización de ultraizquierda, acabó desembocando en graves disturbios.

La Unión Europea ha pedido que se mantenga el diálogo con el PKK. «Los grupos terroristas no deben dañar el proceso, y se debe continuar el alto el fuego... El proceso de paz kurdo sigue siendo la mejor oportunidad para resolver un conflicto que se ha cobrado demasiadas vidas», señaló un comunicado de la jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini.

La administración estadounidense, sin embargo, se ha puesto inequívocamente al lado del gobierno turco. «Por supuesto, EE.UU. reconoce al PKK como una organización terrorista. Y, de nuevo, Turquía tiene derecho a responder a acciones terroristas», afirmó ayer el portavoz de la Casa Blanca, Ben Rhodes. «Ciertamente, apreciamos su interés en acelerar los esfuerzos contra Estado Islámico», añadió.

Aliados de EE.UU. en la guerra siria

La espiral de violencia, sin embargo, pone a EE.UU. en una situación complicada respecto a Siria, donde, por el momento, las milicias kurdas YPG han resultado ser el mejor aliado de Washington. Las YPG son de hecho la rama siria del PKK, del que reciben entrenamiento, armas y gran parte de sus combatientes. «A veces soy del PKK, a veces soy del PJAK (la facción iraní de la organización), a veces soy YPG. En realidad, no importa, todos ellos son miembros del PKK», confesó recientemente una miliciana kurda a «The Wall Street Journal».

«EE.UU. se ha convertido en la fuerza aérea de las YPG, y las YPG son la fuerza terrestre de EE.UU. en Siria», asegura el profesor Henri Barkey, antiguo analista del Departamento de Estado sobre Turquía. La colaboración entre EE.UU. y las milicias kurdas comenzó en otoño pasado, durante el asedio de la ciudad kurdo-siria de Kobane por el EI, cuando la aviación estadounidense lanzó suministros a los milicianos y bombardeó los convoyes y vehículos yihadistas. En octubre, la portavoz diplomática estadounidense Marie Harf admitió que EE.UU. compartía información de inteligencia con las YPG.

Desde entonces, los milicianos han ganado pericia a la hora de marcar blancos para los cazas de la coalición internacional, convirtiéndose en una de las pocas fuerzas bélicas de confianza sobre el terreno implicadas en la lucha contra el EI. Los representantes estadounidenses trataron de salvar la cara asegurando que era el PKK, no las YPG, quien estaba en las listas de organizaciones terroristas de Washington. Una situación que no gusta nada en Ankara, y que, en el contexto actual, parece difícil de mantener.

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