Tony Blair durante su intervención en Progress, una plataforma de pensamiento laborista
Tony Blair durante su intervención en Progress, una plataforma de pensamiento laborista - afp

Blair compara el viejo izquierdismo laborista con la serie «Star Trek»

Duro repaso a su partido, al que advierte que jamás ganará «radicalizándose»

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Aunque ha sucedido este miércoles en el Reino Unido, por momentos la música ha recordado a esas intervenciones recurrentes en las que Felipe González aplica un tirón de orejas a Pedro Sánchez por virar la nave a babor. Se cumplen 21 años de su llegada al liderazgo laborista y para celebrarlo Tony Blair ha propinado un duro repaso a su partido, inmerso estos días en la campaña para elegir un nuevo mandatario, con el veterano radical Jeremy Corbyn como favorito. Blair, de 62 años, les ha asegurado que jamás ganarán unas elecciones fuera del centro, ha denunciado sin ambages que «el izquierdismo radical es reaccionario» y ha explicado que para triunfar en las urnas es imprescindible acreditar previamente competencia en el manejo de la economía.

El hombre que gobernó el Reino Unido entre 1997 y 2007 con tres mayorías absolutas ha arrancado así su intervención en Progress, una plataforma de pensamiento laborista: «Hace 21 años nos encontramos ganando elecciones sucesivamente. Luego, perdiendo sucesivamente. Yo personalmente prefiero ganar, y no se gana desde una plataforma de izquierda».

Blair incluso ha comparado el retorno a las viejas esencias izquierdistas sesenteras y setenteras con «volver a la serie Star Trek o algo así, es retornar a los viejos tiempos». A su juicio «solo ganas desde el centro, cuando apelas a un sector interclasista del público y apoyas tanto a los empresarios como a los sindicatos». En un momento en que los laboristas parecen dispuesto a continuar el giro a la izquierda del fracasado Ed Miliband, incluso radicalizándolo, Blair ha llegado a recordar algo tan básico como que «quienes crean los empleos son los empresarios, no los gobiernos».

Blair es detestado por muchos de sus correligionarios por su implicación en la Guerra de Irak y por su enriquecimiento como consultor tras dejar la política, a veces trabajando para sátrapas. Pero es difícil sustraerse a la elocuencia de algunas de sus explicaciones y ejemplos: «En 1979, el laborismo adoptó la teoría de que el electorado es estúpido y respondió al triunfo de los conservadores moviéndose a la izquierda. El resultado fue que perdió tres elecciones más».

También ha dejado un recado sobre el descalabro del Partido Laborista en Escocia, donde ha pasado de 41 diputados a uno, poniendo fin a una hegemonía clásica: «El problema de Escocia no se arregla siendo más escoceses».

A juicio de Blair el laborismo tiene una ventaja y un problema. Lo positivo sería que «los valores de nuestra era son los de la socialdemocracia», asumidos incluso en gran parte por sus adversarios conservadores. El hándicap es «cómo aplicar esos valores en un mundo cambiante y moderno». Blair tiene claro que el cliché «más izquierda» no es la salida y afirmó que si en el debate corazón-cabeza que se libra en el seno del laborismo Jeremy Corbyn representa al músculo cardíaco, «entonces necesitamos un trasplante».

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